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Erviti: «De Roubaix y Flandes necesitas una semana para recuperar»

Amstel Gold Race viaje ciclored Imanol Erviti

Imanol Erviti ya ha dado el salto. De pelear por sobrevivir al Tour de Flandes y la París Roubaix a meterse entre los diez primeros y con claras opciones de podio. Ocurrió en la primavera de 2016. Durante dos semanas el navarro fue el ojito derecho de todos los aficionados españoles. El único capaz de aguantar a los Cancellara, Boonen, Van Avermaet, Sagan o Vanmarcke, educados en la cultura del pavé y las clásicas del norte. Unos meses después elegimos la cafetería Oval de Ejea de los Caballeros y las charlas Educando en Ciclismo para que  desvelase a los ciclistas de Ciclored.com  los trucos para afrontar los mitos de Flandes y Roubaix, aunque sea en la versión cicloturista. El trato, cambiar consejos por gritos de ánimo en las cunetas de las clásicas para 2017.

– Viaje al Tour de Flandes  >

–  Viaje a la París Roubaix >

– ¿Qué ha cambiado en Imanol Erviti en 2016? Ha pasado de no mejorar el puesto 50 en Flandes y Roubaix a auparse al Top Ten en ambas carreras.
– Sobre todo mentalidad. La he cambiado. Y seguridad. Estaba convencido de que podía ir a hacerlo bien. Por los menos he ido con la idea de poder disputar la carrera.

– En Flandes y Roubaix el equipo Movistar jamás ha tenido un líder con opciones de disputar. En teoría no había especialistas en adoquines.
– Bueno. Y tampoco por dos actuaciones buenas que yo haya hecho se puede decir que soy un especialista. Voy cogiendo experiencia. No es fácil hacerlo bien allí. Cada año estoy cogiendo más detalles que me hacen estar cerca de los primeros.

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– ¿Cuáles son esos detalles? Porque Flandes y Roubaix son dos carreras distintas a cualquiera de las que se disputan.
– Si. Son dos días de ciclismo antiguo y extremo a la vez. Hay mil detalles de cómo afrontarlas, de conocer el recorrido, de saber los momentos clave, de acertar a configurar el material, de no descuidarse en alimentación. En pavé solo corremos una semana al año y tenemos que sacarle el jugo. Cuesta bastante. Es casi imposible que alguien que jamás ha corrido en pavés pueda llegar y andar rápido.

– Entonces la experiencia que tienen los ciclistas belgas, holandeses y franceses tras muchos años viviendo y entrenando sobre el pavés es clave.
– Si. En mi caso lo notaba muchísimo. El estar habituado al medio es clave. Aunque veas la Roubaix por la tele cien veces sabes lo que es ir sobre el pavés. Eso se nota cuando te metes dentro.

 «¿TOUR DE FLANDES? LA PASIÓN CON LA QUE LO VIVEN»
– En la edición de 2017 os incluyen Kapelmuur….
– Pues sí, se vuelve a variar el recorrido. He conocido ya dos recorridos y este sería el tercero. El anterior, con meta en Ninove y subida al Kapelmuur. Y el que acaba en Oudenaarde. Esta última es de puro espectáculo. Favorece que el público la pueda seguir y dar ambiente. Tiene Oude Kwaremont por donde pasamos hasta cuatro veces y además es un punto clave de la carrera, donde se ponen a todos contra las cuerdas. Y por la zona de carretera otras tres veces. Pasas por allí y ves las pantallas gigantes, la barbacoa, las cervezas… es bueno para el espectáculo y para el ciclismo.

– ¿En qué se diferencia el Tour de Flandes del resto de las carreras?
– Lo primeros es la pasión con que se vive allí. Eso la hace especial. El recorrido es tan peculiar que hacen faltan unas características distintas. Siempre apetece intentarlo. Eso sí, hay que estar muy fuerte para poder pelear por ella.

Tour Flandes 2016 5

– En el recorrido hay tres muros que son míticos. Molenberg, Koppenberg y Paterberg. Y a la vez los más complicados de subir.
– Molenberg es tan cortito que con el apretón se pasa. Además era el primero en subirse en el recorrido antiguo y todavía llegabas con fuerzas. Pero el encadenado de Oude Kwaremont, que es el más largo, que estira y hacer corte y luego el Paterberg se hace durísimo. Y luego en la penúltima vuelta con el Koppenberg es donde se hace siempre el corte.

– Koppenberg es tan duro que como se te pare un ciclista delante y eches pie a tierra… hay que subir corriendo.

– Criminal. Si está húmedo y no eliges una trazada buena te toca poner pie a tierra. Y eso en el Tour de Flandes supone estar eliminado en la disputa. Y si alguien delante de ti falla. Pasa lo mismo.

– ¿Qué consejos puedes dar a los cicloturistas de Ciclored para afrontar este tipo de muros?
– Para hacer Flandes apostaría por tener una rueda con un poco más de balón y una presión media. No la de Roubaix pero sí por un 6 o 7 dependiendo de peso de cada uno. Hay que bajar la presión para tener más solvencia y poder trazar más agresivo. Además del pavé hay muchos giros comprometidos.

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– ¿Cual es la posición ideal sobre la bici para subir los muros de Flandes?
– Cuando vas torturado… da igual. La que sea. En condiciones normales suelo apoyar las manos en la cruceta y sentado. Se hace así para no perder tracción de la rueda trasera y eso puede suponer pie a tierra. Tienes que tirar de fuerza y buscar un desarrollo para ir ligero.

– Este año nos contaba Dayer Quintana que en los muros sufría más que en los tramos planos de adoquines. Tenía que subir esprintando frente a ciclista que pesaban 30 kilos y medían 25 centímetros más que él.
– Si. Así es. El tema es la tracción y no la capacidad escaladora. Dayer no puede traccionar como Van Avermaet y ahí está la diferencia.

«¿PARIS ROUBAIX? UNA TRITURADORA. SACAS MAS WATIOS QUE EN MONTAÑA»
– ¿Es más dura la Roubaix que Flandes?
– Es una dureza diferente. Roubaix te pone al límite del dolor. Es un maltrato al cuerpo. En Flandes te pone al límite la intensidad que tienes que aplicar para pasar los muros. De ambas necesitas una semana para recuperarte.

– ¿Cómo puede una carrera con solo 1.200 metros de desnivel en 260 kilómetros hacer tanto daño al ciclista y que se vean a profesional prácticamente parados en tramos planos?
– Pues puede haber tramos de adoquines en los que haces más watios que subiendo un puerto. Además condiciona muchísimo el viento. Como toda la carrera es en una dirección si sopla de cara es una pelea continua. Es una de las etapas del año en las que más watios y pulso medio sacas.
El 1% de Arenberg parece el 10%. Entras a 60 por hora y sales a 20 de allí.

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-¿Cómo se puede ir a 50 por hora por un tramo de adoquines con agujeros como puños entre uno y otro?
– Es un riesgo grande, pero tienes que pelear por la posición. Primero antes de entrar al tramo de adoquín. Como se coloquen delante cuatro ciclistas que no andan bien y provoquen un corte es casi imposible enganchar. Además en los adoquines la trazada es esencial y si no tomas el lado bueno estás perdido. Eso lo hace durísimo. Es un estrés constante desde el kilómetro 100 de carrera. Tienes que sobrevivir a los tramos.

– ¿Por qué lado del pavé hay que trazar para no sufrir demasiado?
– Depende de cada tramo. La clave es conocerlos porque cambia de uno a otro y depende de cómo esté el día de lluvia. Normalmente arriba, en la parte central, es donde mejor se va. Pero hay cunetas bastante transitables y por ahí se alivia bastante. Todo el mundo las utiliza.

– Arenberg… no tiene opción de trazada.
– Aquí estás obligado a ir por arriba. Por una lado hay vallas a ras del último adoquín y por el otro lo tienes arado.

– Carrefour de l’Arbre.
– Bueno. Aquí me gusta hablar del encadenado. Camphin en Pevele, Carrefour de l’Arbre y Grusson. Entre uno y otro hay solo 200 metros de asfalto. En el primero tienes escapatoria por las cunetas, en Carrefour puedes tirar por la cuneta en las curvas, pero tienes que acaba haciéndolo por arriba. Es el punto clave de la carrera. Toca sufrir. El que no está bien suele perder rueda.

– Además Carrefour de l’Arbre tiene una peculiaridad. Que no es recto como el resto de los tramos, sino que tiene curvas. ¿Cómo se traza una curva sobre adoquines a 50 por hora?
– Pues la clave es jugar con el peralte que te puede aportar el pavé. Nunca tienes que entrar en el contraperalte. Si la inercia te saca de la curva es muy peligroso.

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– ¿Qué le haceis a las bicicletas para Roubaix?
– Pues le ponemos un tubular del 28, ajustar la presión y doble cinta de manillar. Y después de Roubaix siempre se le hace un repaso a fondo a la bici porque quedan tocadas. Desde soltar la dirección a limpiar rodamientos, pedalier…

– En los últimos años, al menos, no os ha llovido en Roubaix. Solo habeis tenido que pelear con el polvo.
– Hemos tenido suerte por el hecho de evitar un peligro como el agua. El adoquín es piedra gastada por el paso de vehículos. Si además le sumas el agua se convierte en una pista de patinaje.

– ¿Qué consejo daría a nuestros viajeros de Ciclored para afrontar Roubaix?
– Sobre todo que vayan con ilusión para afrontar un mito, pero que machaca. Que es una auténtica trituradora de carne.

– ¿Donde nos tenemos que poner en 2017 en Roubaix para verle atacar?
– De Mons en Pevelé para delante. Se puede ver en dos o tres tramos y eso es lo bonito. Disfrutar de varias escenas de la carrera.

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