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QH 2021. Cada uno pone su umbral de sufrimiento donde quiere

En la QH 2021 llovió. Por si acaso no te habías enterado. Y no un poco, sino una sucesión de tormentas durante todo el recorrido. Empezó a eso de las 06.30, para echar por tierra los ánimos de muchos, y solo paró a las 18:00, cuando casi todos habían pasado por la línea de meta. Antes y después, ni una gota. En el recorrido de Treparriscos, la opción que tomaron muchos, casi nada de agua.

Fue como una broma macabra del destino (esto era de Sabina verdad). En la semana de QH 2021 solo llovió con fuerza en Sabiñánigo y alrededores en el tiempo que se desarrolló la cicloturista más importante de España. En la que miles de ciclistas ponen sus ilusiones. El jueves cuatro gotas, el viernes despejado y el domingo… un día espléndido. Frío, pero sin lluvia.

Así que después de esperar año y medio a que llegase la XXX edición de la QH 2021 (su fecha original era el 20 de junio de 2020,  detalle para los creyentes en la numerología) la mayor preocupación era buscar una web de meteorología que anunciase buen tiempo. No la encontramos, claro. Por una vez todas coincidían en que iba a diluviar. Así que había que tomar decisiones, aunque a las 06.00 del sábado cuando tocó el despertador en el Hotel El Churrón, nuestro campo base, todavía no llovía.

Con lo bueno que hacía el viernes...

Con lo bueno que hacía el viernes…

Fue desayunar… y empezar a caer el diluvio. Tormenta, relámpagos y una manta de agua mientras que estábamos en el garaje de las bicis (no era mal sitio para esperar). Ya estaba claro que llover iba a llover y mucho. Por la noche en los briefings nos habíamos encargado de explicar cómo hacer la QH con lluvia y frío y qué ropa, como mínimo, había que llevar. Así que era hora de tomar decisiones, no se podía aplazar más.

Cada uno tenía que medir el umbral de sufrimiento que quería alcanzar. Porque hacer más de 6 horas sobre la bici con lluvia, frío y bajadas complicadas tiene un punto de agonía inevitable, aunque estés muy acostumbrado a esas condiciones. Eso sí, también tenías delante un reto con mayúsculas y la oportunidad de afrontarlo con margen de error, el de saber que la organización de QH había preparado autobuses y zonas de auxilio por si te venías abajo, además de contar con el tráfico cerrado, avituallamientos y el apoyo moral (una voz de ánimo siempre viene bien) de los voluntarios (un 10 para su labor).

Otra opción, por la que se decantó el que escribe, era acortar el tiempo bajo el agua y confiar en que la previsión acertase y lloviese menos en el recorrido de la Treparriscos. Y la tercera renunciar a tomar la salida y no arriesgar ante posibles caídas, que con el agua y el frío y si no tienes seguridad encima de la bici provocan tal tensión que no te permiten pasarlo bien.

Y es que el cicloturismo tiene sus retos y no hay mayor satisfacción que marcarse uno y conseguirlo, pero está pensado para pasarlo bien. Cada ciclista tiene su forma de disfrutar encima de la bicicleta y cuando no se dan las condiciones que cada uno considera mínimas para hacerlo, pues es mejor no subirse a la bici y dejarlo para otro día. Ya sabes, esto de la QH son tus vacaciones, no tu trabajo, así que se trata de disfrutar.

 

LLOVIÓ, PUES SI

La crónica de lo que pasó después de las 08:00, cuando se dio la salida de la QH, seguro que ya la has oído varias veces de aquellos que consiguieron volver a Sabiñánigo después de pasar por Somport, Marie Blanque, Portalet y la Hoz de Jaca. Lluvia (con chaparrón incluido nada más salir), frío, granizo y menos ciclistas que nunca. Y ten claro que no será la última vez que vas a escuchar las anécdotas. La QH 2021 quedará en la memoria de muchos porque ha sido la más dura de los últimos años, en este no hay duda.

Luego están las opiniones. Para unos los que salieron fueron unos inconscientes, para otros, unos valientes. Para nosotros, personas libres y adultas que pudieron tomar su decisión libremente y que la organización puso los medios para que la XXX edición de la QH pudiese salir adelante y que todo aquel que tomó la salida estaba informado de lo que tenía por delante y los apoyos que iba a recibir.

Y si me preguntais por la Treparriscos. Pues es una opción muy buena para disfrutar del cicloturismo, porque tienes margen para jugar. Si estás muy en forma te la puedes tomar a tope, como si fuese una carrera máster con más desnivel. Si no has entrenado mucho, pues una opción de no sufrir demasiado. Y si estás empezando en el cicloturismo, el paso casi obligatorio antes de hacer QH.

La apuesta me salió redonda. En la salida de Treparriscos a las 08.45 ya no llovía. El suelo estaba mojado, claro, y fue lo que más nos mojó durante el recorrido. El repecho inicial de Latas sirve para entrar en calor (no en vano allí perdió Froome una Vuelta), los tramos estrechos entre Oros y Biescas tienen olor a clásicas y Cotefablo, donde nos cayó una ligera llovizna al inicio, es uno de esos puertos con los que se puede jugar, porque tiene dureza, pero también te ayuda con falsos llanos.

El túnel de Cotefablo con su foto iluminada, las vistas del inicio de Ordesa cuando pasas por Torla, los falsos llanos entre Broto y Fiscal para darte cera, la subida final que se acaba pegando y un tramo perfecto de llaneo rápido antes de llegar a la meta. Y todo con un viejo amigo, Scott, al que no veía desde hace años, y otros dos colegas con los que hicimos grupeta. De esos que entras al relevo por el puro placer de ir rápido y sentirte ciclista.

El caso es que entré en la meta de Sabi con una sonrisa porque me lo había pasado bien. Día salvado sin demasiadas complicaciones. Pasta y dulces de avituallamiento. Limpieza gratis de la bici por los chavales de KH7 (a mi me ganaron oye) y a esperar noticias de los que se habían atrevido con la QH (bueno, entre medias una granizada en meta en la que me mojé más que en toda la Treparriscos).

Y el caso es que les vi entrar con cara de sufrimiento y cansancio, pero contentos por haber superado un reto que no tenían obligación de afrontar, pero que se lo habían propuesto y lo habían conseguido. Cada uno con sus historia y sus circunstancias personales. Porque eso es lo bueno del cicloturismo, que une a un grupo tan heterogéneo de personas que puedes encontrar a unos 1.700 dispuestos a mojarse todo el día y acabar con buenas sensaciones.

Ducha, cena y uno de los mejores momentos de la QH 2021, cuando las tertulias se alargan con anécdotas, proyectos de nuevos objetivos ciclistas, ilusiones, charlas con nuevos amigos a los que no conocías antes de llegar. Y claro, a pensar en la QH 2022, no? Que será en junio y hará bueno….

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