“Ciao Caro. Ya que vienes a la GF 5Mila Marche del domingo… podrías hacer también el sábado la 5Mila Extreme”. Llamada de whatsapp desde Italia. Es Andrea Tonti, ex ciclista del Quick Step, entre otro, jefe de Bike Division y alma mater de todo lo que sucede en el fin de semana ciclista de la 5Mila Marche. La Gran Fondo 5Mila Marche son ‘sólo`116 kilómetros y 1.600 metros de desnivel, vale que se hacen a todo trapo, pero es de una dureza asumible para ser finales de septiembre. Así que después de colgar el teléfono, ya le había dicho que sí, que también hacía la Extreme, me pongo a mirar datos en la web. Sabía que era bastante, pero los 275 kilómetros y 5.500 metros de desnivel la ponen por delante otras ciclos como Lieja-Bastogne-Lieja. Ahora hay que investigar el recorrido. Salida y meta en Porto Recanati, al lado del mar Adriático, dos puertos en el interior de la región de La Marche, que no pasan de 1.500 metros de altitud, así que el resto de desnivel debe ir en un millón de repechos a cada cual con más porcentaje. Asi que si empezamos a sumar, pues en dos días casi 400 kilómetros y más de 7.000 metros de desnivel. Perfecto para aprovechar el viaje a Italia y que volveremos a hacer en 2025.
La aventura comenzó el viernes 20 de septiembre con un vuelo a Bolonia. Desde allí hay unas dos horas de coche hasta Porto Recanati atravesando la Emilia Romagna para entrar en la región de La Marche. Sus colinas son escenario habitual de las últimas etapas de la Tirreno Adriático. Subidas cortas con grandes porcentajes y un pueblo medieval en la cima. Macerata, Osimo, Filottrano (pueblo natal de Scarponi), Recanati, Loreto, Montelupone... todo suena a también a Giro de Italia y a emboscada.
La misión era comer toda la pasta posible, porque iba a hacer falta al día siguiente, y probar la bici de alquiler que me había facilitado Andrea y rezar porque al menos tuviese un 30 detrás. Una vueltecita corta antes de recoger los dorsales en la Feria y primera sorpresa. A eso de las nueve de la noche, después de cenar, hay una sesión de música remember en la Feria. Con su escenario, su dj, sus cervezas y me avisa Andrea que con un ambiente espectacular. El problema es que la salida de la 5Mila Extreme es a las 06.00 de la mañana… pero, oye, hay que mimetizarse con las tradiciones del lugar.
Luces puestas, café con bollos, fuegos artificiales y 150 ‘locos’ dispuestos a tomar la salida. La 5Mila Marche Extrem se hace en versión randonneur. Es decir, velocidad libre, tráfico abierto y siguiendo el track del GPS. No hay chip ni clasificación oficial, pero tienes que ir parando en cada uno de los cinco puntos de control/avituallamiento para sellar tu pasaporte. La organización sabe en cada momento por donde estas gracias a una app, pero para poder dar servicio a todos los ciclistas está limitado a ese número de ‘locos’, solo 150.
275 Kilómetros y 5.500 metros de desnivel de placer
Salida oficial, focos de la bici a tope y a aprovechar los cinco kilómetros iniciales llanos para calentar. Se sale más ligero de lo que esperaba, sobre todo porque nada más empezar se sube a Potenza Picena, un repecho de dos kilómetros y medio con rampas del 12%. Todo el pelotón desperdigado. El objetivo es meterse en alguna grupeta para, por lo menos, aprovechar los relevos, que queda mucho desnivel por delante. A las 06.30 amanece y se descubren el millón de colinas que hay en la región. Parece que hay que atravesarlas todas. Al menos los 30 kilómetros iniciales están flechados porque son los mismos que la GF 5Mila del día siguiente. A partir de ahí toca mirar al GPS o confiar en la ruta que tome el resto de la grupetta.
En Tolentino, primer punto de sellaje, llegamos una grupeta de una docena de ciclistas. Han pasado 55 kilómetros, más de 1000 metros de desnivel y dos horas de esfuerzo. Entre que sellas y tomas un trozo de crostata algunos tiran para delante, así que en el siguiente repecho hay que ponerse las pilas para seguir en la grupetta. Esfuerzos extra que, ya sabes, acabarás pagando. Porque en el kilómetro 87 comienza el primer puerto con nombre, Bolognola o Valico Maddalena, unos 13 kilómetros que nos descubren en su interior un tramo central con muchos ratos al 12%. Nos hemos metido en el interior de Italia, ha bajado la temperatura y en en la cima, donde está el segundo control/avituallamiento aparece la niebla y el monumento homenaje de Michele Scarponi.
Bajada larga hasta el pueblo de Fiastra y por delante cincuenta kilómetros con tres puertecitos de cuatro kilómetros. Vamos hacia el norte y por la hora ya hay que quitarse los manguitos y buscar alguna fuente. La niebla de la cima se ha convertido en unos agradables 24 grados, pero que van a hacer daño en el Monte San Vicino. El segundo puerto del día llega en el kilómetro 160 con más de 3.000 metros de desnivel en las piernas. La altimetría dice que son 13 kilómetros al 8,3%, pero como sucede en Italia… luego hay que ver los ‘tramos ocultos’ esos que compensan el descansillo del puerto a falta de dos para coronar. En este se resumían en una parte central al 11% continuo y un kilómetro casi completo al 16%. Normal que en la cima me olvidase de los dulces para avituallar y pasase directamente al bocadillo de porchetta (una lomo de cerdo así asado, ahumado….).
En la cima hay que volver a hacer grupetta porque todavía quedan otros 100 kilómetros y más de 1.500 metros de desnivel. El descenso de San Vicinio es la parte con peor carretera del recorrido, pero tampoco hay prisa. Quedan tantos repechos por delante para recuperar velocidad. Que si subir a Cingoli, a Moscosi, a Pozzo y llega Filottrano, que tiene un muro donde venció Adam Yates en la Tirreno del 2018, de esos de un kilómetro al 14%. No es lo que me pida el cuerpo con casi 250 kilómetros en las piernas. Pero Andrea Tonti ha sido bueno, rodeados la ciudad por otros dos muros más largos y con menos desnivel. Vamos, para hacer un poquito de hambre antes del último avituallamiento a 50 de meta, con café italiano incluido.
Los habituales de la 5MilaExtrem dicen que desde allí a meta es casi todo cuesta abajo. Que hay que llegar al mar, pero a mi Garmin le quedan casi 600 metros de desnivel por sumar. Y los suma. Es cierto que la mayoría de los kilómetros son descendentes, pero hay que subir a Montefano, Recanati y un último repecho que se hace eterno a la Basílica de Loreto. Todo para ver el mar Adriático y eso supone que el final, esta vez si, son 10 kilómetros llanos paralelos a la costa hasta Porto Recanati.
Son las seis de la tarde y al pasar la meta te recibe Andrea con todo su equipo. Música, gritos de reconocimiento, una cerveza, un bocadillo, una medalla, otro bocadillo, dos pedazos de crostata, un gelato y a poner las piernas en alto que el domingo queda la GF 5Mila. Esto último sería lo recomendado para recuperar, pero después de la ducha y la cena hay fiesta en la meta, Ya es de noche y mientras pincha un DJ y la gente baila en la plaza siguen llegando participantes. La organización mantiene la meta abierta y los servicios al participante hasta las dos de la mañana. Y muchos llegan pasadas las diez de la noche.
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Y al dia siguiente… GF 5MilaMarche
La salida de la GF 5MilaMarche no se da hasta las 08.00, un ratito más para dormir. Más de 1.500 ciclistas con ganas de ir rápido y subir al podio, porque es una Gran Fondo y aquí en Italia tienen clasificaciones y tráfico cerrado. Los primeros kilómetros los conozco del día anterior, así que espero aguantar al menos los cinco primeros planos en el grupo de cabeza, Ni eso. Hasta el primer repecho me pasan por derecha e izquierda como aviones. Y en el repecho también. Toca sufrir… o tomárselo de forma más tranquila hasta que al cuerpo le vuelvan a entrar ganas de pedalear.
Tiene que pasar casi una hora, hasta el repecho de Macerata. En esa parte del pelotón sigue habiendo espíritu competitivo, pero ya se ha ido el punch inicial. Hay tiempo hasta de charlar y que me vayan contando los repechos que quedan por delante. “Ojo con el de Montecassiano y después el de Montefano. También he visto que pasamos por Montelupone y allí ganó Purito. Si, pero no se sube por el mismo sitio”.
En el kilómetro 60 algunos se desvían a la versión medio fondo. Los que menos. A la GF le quedan otros 55 salpicados de subidas y descensos rapidísimos. La larga ascensión bordeando Recanati rompe una grupeta ‘maja’ de 25 ciclistas con los que había pedaleado casi 40 kilómetros. Desde allí solo quedan 10 a meta, pero claro, no van a ser llanos. Hay que ascender a Villa Gigli para, eso sí, acabar en bajada hacia Porto Recanati y sprint en meta. Medalla, mar y sol radiante al lado y una copa de prosecco para celebrarlo. En el avituallamiento líquido de meta puedes elegir agua, isotónico o prosecco y un plato de mejillones, que son típicos de la zona. Luego queda la pasta party (con pasta italiana) y ceremonia de podio y un montón de heladerías alrededor en las que pecar. También tiempo por la tarde para ver más tranquilamente (en coche) y a ritmo de turista cansado con un café en cada plaza las ciudades históricas por las que hemos pasado en bici para completar un fin de semana ideal de ciclismo en la región de La Marche.
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