Las costumbres ciclistas no hay que perderlas nunca. Desde que Ciclored es Ciclored... siempre hemos estado Pirados por el ciclismo. La mejor forma de demostrarlo es volver al origen, donde todo comenzó. Por eso cada año, y ya van cinco, peregrinamos a Granada para rendir culto a la nieve y Sierra Nevada. La idea es simple. Subir a lo más alto posible antes de que empiece a nevar y arranque la temporada de invierno. Despedirnos de la montaña y los dosmiles hasta 2017… (salvo que vivas en Canarias).
Las fotos de la Pirados 2016 >
Y en Pirados nunca pueden faltar los ‘originales’. Mensaje de whatsapp con dirección a Campillos (Málaga) para que Bermudo y Juan confirmen su presencia. Ya sea pedaleando, cada vez más rápido, animando con la bandera en la cuneta y ejerciendo de director de equipo. Junto a ellos Marga, la fotógrafa oficial (todas las imágenes son fabricación suya) y Roberto como driver. Les fechas siempre tienen que coincidir con la presencia de Anto y Tania, que ejercen de anfitriones y directores de comidas y tapas y siempre ‘fichan’ a algún local.
Lo bueno de Pirados es que… el que se une siempre repite. Como Enrique, del Team Racormance, con su bicicleta de basalto. O el dueto madrileño formado por Fernando y Carlos, con ya dos Pirados en sus piernas. O el gran Juan Pablo González Aguilera, que en pocos años vereis pedaleando en el pelotón internacional. De EEUU con el Team Novo Nordisk a pedalear en Pirados después de ejercer en 2015 como fotógrafo.
Para esta edición la familia crecía (aunque echamos de menos a Juan Carlos…). Desde el Campus Ciclored 2016 con Joseba Beloki se animo Jose. Carlos, que pedaleará con nosotros en Strade Bianche y París Roubaix. Juan Fran, desde el Team Racormance. Manolo, que ya ha cogido su puesto para Qh 2017. En total un pelotón de casi una veintina de ciclistas para ‘pirarse’ por esto de la bici.
A PIRARSE
Como la cosa iba de tradiciones el viernes tuvimos que pasar por la hamburguesería y la gelatería (reminiscencia de la GF Roma) para cargar el cuerpo de comida no ciclista. Si durante un año te estás cuidando… estos excesos ayudan a liberar cuerpo, mente, ansiedad y disfrutar de la bicicleta de otra manera. Así que menú grasa en vena y con un puntito de hambre para desayunar, esta vez sí bajo cánones ciclistas.
Otra tradición en Pirados consiste en ‘No Madrugar’. Así que a las 10.00, con el sol bien arriba, y con casi calor, nos poníamos a pedalear rumbo a Güejar Sierra. Primeras charlas y risas hacia Pinos Genil. Algún acelerón antes de Guejar (un repechito nada más) y el gran Juan ejerciendo de ‘supporter’ igual que el Tour de Francia. Bandera en mano y con las mismas voces que en Arcalis 2016 con Froome, Quintana y compañía. Eso sí, sin la granizada que nos cayó en la cima andorrana.
Y en Güejar primer trago de agua en la fuente y foto de familia, que a Carlos le tocaba dar la vuelta. Pueblo ciclista y a elegir… La novedosa Hazallanas o la antigua, mítica, abrupta ascension por El Duque. El destino es el mismo (El Dornajo). Cambia el camino y solo en unas décimas la dureza. No hace falta votar. Manda Antonio, que juega en casa. Ciclismo clásico. Costumbres propias. Y el aliciente del Alguacil (la subida más dura de la zona) para la edición de 2017.
Así que después de bajar al río hay que quitar el plato y mirar hacia el cielo. Rampón al 15%, hojas muertas en la carretera, curvas con cemento rallado, ligero descansillo, rampón al 19%, árboles en pleno otoño, cambio de ritmo, el rampón se va casi al 20%, una fuente, un respiro, un tramo casi llano, un viento siempre en contra.
El Duque ejerció de quemagrasas, sueltatensiones, machacapiernas y cronoescalada. Nos tocó pelearnos con la gravedad y con los ‘amigos’ para intentar seguir su rueda. Tensión y esfuerzo. Ciclismo al fin y al cabo. Eso sí, siempre con reagrupamiento arriba para comentar la jugada. Para que Fernando y Carlos descubran que en nuestros recorridos siempre hay alguna ‘trampita’. Para que Bermudo nos saque los ojos. Para que Juan Pablo empiece a entrenar con vistas a 2017. Para que Enrique haga de anfitrión de Juanfran y ponga la Racormance a lo Sagan. Para que Anto y Tania sigan jugando en casa.
Descanso y foto en el Dornajo y rumbo al Collado de las Sabinas. Toca pelear con el viento. Lo que a 800 metros de altitud era una brisa a 1.600 empieza a ser casi un vendaval. Mientras que los árboles nos protegen, esta vez todos juntos y en pelotón, trabajo en equipo, se puede rodar. La carretera se empina y hay que medir cada curva para ver por donde entra el vendaval. Casi siempre a favor… y de vez en cuando una bofetada.
Cota 2.000… y esto no para. En la cima del Veleta ya se ven las nubes negras con amenaza de lluvia. Cada metro de altitud incrementa la velocidad del viento. Pirados sí… pero hasta que las condiciones obligan a velar por la seguridad. El tope es el Collado de las Sabinas. Hay que quedarse en los 2.200 metros de altitud. Furgoneta, mochila y a vestirse de invierno para el descenso.
Si la Milán Sanremo es la representación de la llegada de la primavera. Salida en Milán con ropa de invierno y llegada a Sanremo al lado de la costa con traje de verano. El viaje de Pirados es la simbología anversa. Inicio en Granada con maillot y culotte cortos… y descenso desde Sierra Nevada con la equipación de invierno recién sacada del armario. Ya no volveremos a meterla hasta marzo… (salvo los privilegiados que pedaleamos en Gran Canaria en diciembre durante La Cicloturista).
La tradición dice que la etapa de Pirados acaba con una ronda de tapas. Bueno… alguna más. Delicias granadinas con base de Alhambra. Riego para el cuerpo que ya se prepara para el invierno. Y, como siempre, etapa nocturna para acabar la temporada 2016 celebrando que ya queda menos para 2017.
