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La épica de Calar Alto. Las fotos de la etapa 11 de La Vuelta 2017

El ciclismo a veces se vuelve épico con solo un cambio de clima. Lluvia, viento y frío se aliaron para hacer de la etapa de Calar Alto la más dura de lo que llevamos de Vuelta. Las fotos de la etapa de Calar Alto dejan a las claras la dureza de un deporte que se disputa al aire libre y suceda lo que suceda. El sufrimiento convertido en dolor y mezclado con cansancio y síntomas de congelación, aquel que incluso te impide articular palabra cuando pasas la línea de meta.

El plan para el Team Ciclored era conocer las subidas de Velefique y Calar Alto aprovechando La Vuelta. Pero desde primera hora se hizo imposible y solo reservado al pelotón profesional. En Lorca, a 300 metros de altitud, diluviaba desde primera hora. La línea de salida era un desfile de equipaciones ciclistas de invierno. Gabbas, chubasqueros, botines, guantes… y bicicletas con el guardabarros incorporado. Casi parecía más el inicio del Tour de Flandes  en abril que de la etapa que unía las provincias de Murcia y Almería en la Vuelta a España.

Después horas bajo la lluvia para llegar a la sala de prensa en Calar Alto. Y arriba, sorpresa, además de frío, unos 8 grados, un viento huracanado que disminuía la sensación térmica. El invierno de repente y de improviso en el lugar menos esperado. Acurrucaditos para esperar la llegada de los ciclistas y ver cómo Miguel Ángel López levantaba los brazos después de los intentos de Froome y Nibali. Hasta aquí lo que se puede ver por televisión. Después, el drama.

Bardet pegando tiritones mientras los auxiliares intentaban vestirle de invierno y roto por el cansancio. Chaves con el rostro desencajado y con las piernas temblando rodeado de los auxiliares de Orica y la prensa guardando un momento de receso mientras empezaba a articular palabra.  Aru abrazado por la gente de su equipo. Froome con gesto desencajado y de cansancio extremo. Y después el resto. Los que habían peleado por sobrevivir. Embarrados, sucios, sin ánimo para sonreir.

Sólo Contador tiene un gesto de ánimo para los aficionados una vez vuelve a pasar la línea de meta. Eso sí, casi cuarto de hora después de acabar la etapa y vestido de arriba a abajo con el traje de invierno. Como si acabase de salir a entrenar en plena Siberia.

Primera parada nada más pasar la línea de meta. Allí los auxiliares se encargan de vestirles, arroparles, darles bebida caliente e indicarles donde están los autobuses. Esta vez es a dos kilómetros de la línea de meta, que incluyen una subida de un kilómetro al 12%. Para entonces las fuerzas se han agotado. Ya no queda ni un gramo para pedalear fuera de carrera así que cualquier vehículo es bueno para agarrarse. No es desprestigio, sino una forma de ahorrar fuerzas para el día de mañana. Y es que el ciclismo tiene esto, que el frío y la lluvia de hoy no van a impedir que mañana vuelva a salir la etapa y toque pedalear de nuevo.

LA VUELTA 2017. ETAPA 11

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