El veneno se lo inoculó Juan Antonio Flecha, que al llegar al entonces Ibanesto.com convenció a Pablo Lastras para tirarse al “charcón de barro” del Tour de Flandes. Desde entonces raro es el año que el ‘capo’ del pelotón español falla a la cita con los muros de adoquines. Lógico, allí te “tratan como un gladiador, se vive un ambiente único y es la carrera con más público del año, incluso más que el Tour”. Además, nadie mejor que el madrileño, que anduvo escapado casi toda la edición de 2012, para explicar a los viajeros de www.ciclored.com cómo afrontar los adoquines y vivir el ambiente de Flandes. Con salida cervecera incluida.
-¿Qué te llevó al Tour de Flandes?
– Pues sobre todo la pasión y el amor de Juan Antonio Flecha. Cuando vino al equipo nos lo contagió a todos. Era tirarse a un charcón de barro. Me acuerdo perfectamente. Era un ciclismo totalmente desconocido para nosotros.
– ¿Qué tenía aquel ciclismo de Flandes que el español todavía no ha podido conquistar?
– Bueno… no lo hemos podido conquistar por poco. Que Flecha ha estado en el podio. Son carreras muy muy difíciles. Corredores españoles para esas clásicas casi no hay. Lo que se ha hecho es de gran mérito. Muy buenas actuaciones de Jesús del Nero, Flecha o Florencio. Han sido sobresalientes.
– Hace poco hablabas del Chava en una entrevista. Si al Chava le hubiese dado por hacer carreras como el Tour de Flandes que hubiera pasado ¿que el ciclismo español no habría reconocido al Chava? O ¿que ahora todos los españoles habríamos estado locos por ir a Flandes?
– (Risas) El Chava si va a Flandes no hubiese sido el Chava. España ha tenido su corredor de adoquines y ha sido Flecha. Ha sido el máximo exponente del ciclismo de adoquines. Ha sido quien ha lanzado el ciclismo. Desde el viernes en Flandes hay actuaciones y fiesta. El sábado en la cicloturista cada vez van más españoles y creo que el culpable es Flecha.
– ¿Qué tiene de especial el Tour de Flandes?
– El trazado, los muros, el adoquín y sobre todo el ambiente. Es único. Festivo, gastronómico y muchísimo respeto al ciclista. Ese día somos gladiadores. Los aficionados reconocen al que ganan, al último y al que hace un trabajo excelente y no termina. Tiene un tono más especial.
– ¿Qué sensaciones se viven encima de la bicicleta?
– Sientes que la cabeza y las extremidades se separan totalmente de tu cuerpo. Es lo más salvaje y brutal que he corrido.
CONSEJOS AL CICLOTURISTA
– ¿Qué consejos das a los cicloturistas para ‘tunear’ la bici a la hora de afrontar el Tour de Flandes?
– Lo primero es darle un toque especial. La doble cinta en el manillar es obligatoria. También llevar como mínimo un 25 atrás para subir los muros. Hay pendientes de más del 15% y aunque son cortos con el pavé se dificulta la subida. Cada vez se lleva más el perfil alto, pero en formato tubeless, que permite meter menos presión. Pero si no tienes pasta para unas ruedas así lo mejor son las de toda la vida, con muchos radios y un neumático de, como mínimo, 25 de ancho. En cuanto a la presión de las ruedas depende de si llueve o no. Si está mojado es mejor bajar la presión. También hay que llevar las manetas hacia arriba porque vas a hacer mucha fuerza y es mejor ir cómodo.
– En cuanto a la posición encima de la bicicleta, ¿Hay que variar algo?
– Sólo estilo MTB. Es decir, cuando llegan las pendientes más grandes poner el culo en la punta del sillín para que no patine mucho la rueda. Las manos en el manillar deben ir en lacruceta para ir más cómodo. Pero sobre todo los cicloturistas que vayan tienen que disfrutar y no preocuparse del tiempo ni de mejorar nada. Se trata de que disfrute todo el mundo. Que sea algo festivo, aunque se sufra.
– Y ¿cómo se puede entrenar para subir los muros de Flandes?
– Eso sí que lo veo muy difícil. El tema del kilometraje es sencillo, se hace entrenamientos en salidas largas. Los repechos… es que tienes que ir allí, verlo y probarlo. Debes tener un buen nivel técnico. Lo que sí venía bien es coger la MTB y hacer un poco el bruto. Pillar una trialera y bajar. Subirla y de nuevo para abajo. Sobre todo para fortalecer brazos, muñecas y hombros, que son los que más sufren en Flandes.
– En el muro de Koppenberg, por ejemplo, es complicado mantener el equilibrio cuando el porcentaje sube del 15%…
– Es cierto que es difícil. Pero sobre todo cuando hay una aglomeración. En nuestra carrera suben encima de la bici los 20 primeros. Para el resto se forma un tapón y deben subir a pie. Eso pasa en Flandes pero también sucedió en la Vuelta a España en el Mirador de Ézaro. La gente no tiene que tener miedo. En la cicloturista se va a fila de uno. Hay que acertar en el desarrollo, ponerse en la punta del sillín, traccionar y para arriba.
AMBIENTE FLAMENCO
– ¿Qué no debe perderse el aficionado que vaya al Tour de Flandes?
– En primer lugar el Museo, que está en Oudenaarde, justo al lado de la línea de meta. Luego hacer la cicloturista y el sábado por la noche salir a tomarte unas buenas cervezas belgas. Eso sí, el domingo hay que ir a Brujas a ver la presentación de los equipos que es un PUTO ESPECTÁCULO, así te lo digo. Tu llegas con tu bici, subes al podio, hay una banda de música, los helicópteros ya están con la tele en directo, cohetes, se monta un ambientazo… salir por la noche te lo dije, ¿no?
– Y para ver el Tour de Flandes, ¿en qué tramos?
– Allí es normal pagar para ver, lo que en otros países no sucede. Se montan gradas, barbacoas… en el Oude Kwaremont y en el Koppenberg se hace. También hay autobuses de invitados que pagan y van en una especie de palco Vip. Yo en 2012 fui escapado y lo vi. Un viaje al Tour de Flandes para ver la carrera profesional en varios sitios es un gran regalo estas navidades.
– ¿Qué diferencia a Flandes del resto de las carreras del año?
– Gente. Es donde más público hay. Con diferencia. Incluso más que en el Tour de Francia.
– Si metieran los muros del Tour de Flandes en una carrera como el Tour de Francia, ¿lo notarían los ciclistas que no están acostumbrados a subirlos?
– Cambiaría la carrera, aunque menos que si fueran los tramos de Roubaix. Algún año creo que lo meterán. Podrían hacerlo, aunque el Tour de Flandes lo organiza una asociación distinta al Tour de Francia. Sería bonito. Por ejemplo meter el Grammont o el Oude Kwaremont si estaría bien.
-Hace unos años, al trasladar la meta a Oudenaarde, se suprimió la subida al mítico Kapelmuur, ¿cambia mucho la carrera sin él?
– Sí que cambia. Sigue habiendo dureza… pero hay que incluirlo. Es un muro mítico en el que se han hecho las mayores gestas del Tour de Flandes. Tanto para los que han ganado como para la gente que ha reventado allí. Es mítico y místico.
– Para que lo entienda cualquier aficionado al deporte español, que ha supuesto la eliminación del Kapelmuur para el aficionado al ciclismo belga.
– Pues como si el Real Madrid dejara de jugar en el Bernabéu y se fuera a la Ciudad Deportiva de Valdebebas. Algo así. O trasladando el ambiente festivo. Como si la Feria de Abril se hiciera en Valencia…