¿Tan dura es la París-Roubaix? ¿Cuánto tengo que ‘tunear’ mi bicicleta? ¿Por dónde se afrontan mejor los adoquines? ¿Están tan rotos los tramos de pavé? Todas estas preguntas, y alguna más, nos las han hecho los viajeros de ciclored.com a la París-Roubaix Cicloturista 2014. Para responderlas no hemos encontrado a nadie mejor que Pedro Horrillo. Enamorado de la carrera de los adoquines desde joven es capaz de narrarnos tramo a tramo todos los trucos para sobrevivir al Infierno del Norte. Su memoria fotográfica nos ha servido para diseccionar la París-Roubaix desde horas antes de su inicio hasta el paso obligatorio por las duchas del Velódromo Stablinski, una auténtica liturgia para el ciclista de Roubaix.
(Ciclored)-¿Qué te llevó a Roubaix?
(Pedro Horrillo) – Cada vez que podía conseguir una revista de ciclismo que no fuera española era francesa. En ellas hablaban de la París-Roubaix. La carrera, las fotos, el ambiente, la dureza. Era algo que me atrajo desde el primer momento. En España casi no se veía nada de Roubaix. Era una carrera totalmente ajena a los intereses de los equipos españoles. Yo tuve la suerte de pasar a profesionales con un equipo grande y desde el primer día me ofrecí voluntario a disputar la Roubaix.
– ¿Qué diferencia la París-Roubaix del resto de las carreras del año?
– No tiene nada que ver. En los 100 primeros kilómetros era como una carrera más, pero en cuanto entras al pavé todo cambia. Cualquier cosa puede pasar. Surgen los imprevistos, pero también las tácticas y sobre todo las fuerzas de cada ciclista. Se asemeja mucho más al ciclismo de otros tiempos, en los que era muy difícil controlar la carrera. El pavé exige fuerza, técnica y control. Hace que todo cambie, pero, curiosamente, en la línea de salida hay 10 favoritos y casi siempre son los que se acaban jugando la carrera.
– ¿Qué sensaciones se viven encima de la bicicleta en Roubaix?
– Para nosotros era la culminación del inicio de temporada. Los que preparábamos Roubaix estábamos pensando en ella desde la pretemporada y cuidando la preparación con mimo hasta ese día. Una vez que estabas metido en la batalla sufrías, pero a la vez disfrutabas del trabajo que habías hecho. Tiene su punto masoquista.
– Al cicloturista que asista por primera vez a Roubaix ¿qué le dices?
– Que vaya con la mente abierta. Está claro que va a sufrir y mucho. El pavé te deja tocado y te agota físicamente, pero también es una satisfacción sobrepasar cada tramo y ver que lo has conseguido. El cicloturista debe ir a disfrutar del momento, del ambiente, del lugar. Debe conseguir mezclar el cansancio y al agotamiento con el placer del reto.
– CONSEJOS PARA EL CICLOTURISTA
– ¿Cómo puede tunear un cicloturista su bici para hacer la Roubaix sin gastarse un dineral?
- -Lo primero es elegir bien las ruedas. Se deben olvidar de las ruedas de alta gama, de carbono o de perfil. Lo ideal es mirar en el trastero y elegir aquellas ruedas antiguas de muchos radios. Esas son las ideales. Cuantos más radios, más resistencia. Después, y si tiene la opción, poner tubulares, que reducen el riesgo de pinchazo por reventón.
En cuanto a los neumáticos, sean tubulares o cubiertas, debe elegir unos de 26 como mínimo. Y si es capaz de montar unos de 28 y no le rozan con el cuadro, mejor todavía.
La presión depende del peso de cada uno. Para una persona de 80 kilos lo ideal es entre 6 y 6,2 kg de presión. Con la presión se juega con una variable. A más presión menos riesgo de pinchazo, pero también hay menos agarre, más rebote y la conducción de la bici se hace más incómoda. Eso sí, si está mojado hay que reducir algo la presión para mejorar el agarre.
Otro de los trucos es poner doble cintar al manillar. Al principio se hace incómodo, pero te acabas acostumbrado. También es importante girar el manillar hacia arriba para que las manetas estén más altas. Esto hace que el centro de gravedad se eche hacia atrás y se pueda manejar mejor la bicicleta.– Y en la ropa. ¿Cómo debe ir vestido el ciclista para Roubaix?
– En principio no hay demasiados cambios. Yo utilizaba los guantes normales, aunque había gente que prefería unos de gel u otros con mejor acolchado. Esto depende de cada uno, pero hay que intentar que los guantes no dificulten la conducción de la bici y que puedas sentirla bien. Lo que sí aconsejo es no hacer ninguna prueba con el culotte. Es casi seguro que al llegar a meta tendrás rozaduras por culpa del sillín, así que mejor hacer la cicloturista con un culotte que ya hayas usado y estés acostumbrado a él. Sobre todo a su badana.– ¿Qué posición hay que llevar en la bicicleta para afrontar el pavés?
– Es muy importante la posición de las manos. Deben ir en el centro del manillar y con las muñecas por debajo de la altura del manillar para que así tus brazos contribuyan a la absorción de los golpes y no se trasladen a los hombros y al resto del cuerpo.
El manillar no hay que agarrarlo fuerte. Hay que dejar un espacio entre el dedo índice y el manillar para que tenga recorrido en el traqueteo. Parece complicado, pero en cuanto lo ves hacer se te queda enseguida. En mis primeros años agarraba fuerte el manillar y llegaba a meta con el cuerpo molido. Si pueden lo ideal es ver en youtube dos o tres ediciones de Roubaix para fijarse en la forma de agarrar el manillar.– ¿Y en el sillín?
– Pues cuando vas sobre el pavés realmente no vas sentado. Vas en equilibrio y el sillín va dando botes, por eso hay que tener mucha fuerza en los cuádriceps. Además de pedalear tienen que sujeta el resto del cuerpo, ya que vas en tensión.– ¿Cómo se puede entrenar el pavés?
– Pues nosotros nos íbamos a la zona de Roubaix y hacíamos desde Arenberg al Carrefour de l’Arbre. Está claro que eso un cicloturista no lo puede hacer. En mi zona (Ermua) había algún tramo de pavé y lo entrenaba haciendo series allí, pero nada que ver con Roubaix. También se puede probar a rodar en tierra en pistas algo más rotas, sobre todo para aprender a manejar la bici y a mantener el equilibrio en tramos complicados.
LA ROUBAIX HAY QUE ESTUDIARLA
– Dentro de Roubaix, ¿cómo son los tramos? ¿por qué zona hay que afrontarlos?
– Lo ideal es conocer cada uno de los tramos a los que te vas a enfrentar, su longitud,el estado del pavé y las posibles escapatorias, aunque eso sólo se gana con la experiencia o un estudio concienzudo. En términos generales lo ideal es ir siempre por la zona más dura del pavé, aunque parezc…. En muchos tramos el pavé está abombado. Es decir, el tramo del centro está elevado, es duro y tiene hierba y por los laterales está hundido. Lo ideal es elegir el centro, aunque corres el riesgo de no ver los agujeros por la hierba. También hay que tener en cuenta la lluvia. En varios tramos falta pavé y cambias de zonas duras a blandas casi sin darte cuenta.Hay que estar atento para mantener el equilibrio.– ¿Se afrontan todos los tramos igual?
– No. Conviene estudiarse el recorrido y saber la longitud de cada uno de los tramos. No entras igual en uno de 800 metros que en otro de cuatro kilómetros. Por hacer una similitud,cada tramo de pavé es igual a un puerto y no subes al mismo ritmo uno largo que uno corto. Cada tramo debe ser una serie en la que des lo mejor de ti mismo. Hay que mantener una velocidad alta, ir a tope y procurar que la bicicleta no se quede parada.– ¿Y en cuanto a la cadencia?
– Pues lo ideal es de 80 a 85 pedaladas. Hay que ir atrancado y haciendo fuerza. Hay que meter tensión a la pedalada y sobre todo procurar que la bicicleta no se pare. Es preferible subir un piñón a disminuir la velocidad.– ¿Cual es la zona más dura de la París-Roubaix?
– El cicloturista debe ir preparado para sufrir. Tendrá fases en las que el esfuerzo le hará pensar que no puede llegar a meta. Una de las zonas más complicadas es encadenar el Bosque de Arenberg, de 2,4 kilómetros de longitud y muy roto, Pont Gibus, de 1,7 kilómetros y luego Hornaing y Warlaing, de 3,7 y 2,4 kilómetros. Te deja completamente agotado y todavía quedan unos 70 a meta. Después el tramo delCarrefour de l’Arbre es clave. No sólo por su dureza y por la salida en curva, sino porque una vez que lo has superado el resto es un paseo hasta Roubaix.– ¿Qué no debe dejar de hacer un cicloturista que viaja a la París-Roubaix?
– En primer lugar disfrutar de todo lo que le suceda. Y una vez llegue al velódromo ducharse dentro de él. El equipo nos ponía el autobús para ducharnos, pero Flecha y yo siempre nos íbamos al velódromo. Allí, en las duchas antiguas, cada una de ellas lleva el nombre de un ganador de Roubaix. Era el premio. Es una de las esencias de la carrera. Poder descansar en una ducha vetusta y con agua ardiendo. La vuelta al velódromo también era un premio para cada uno. Un homenaje a ti mismo.– Para ver la París-Roubaix como espectador ¿tramos de pavé o velódromo?
– Verlo en el Velódromo Stablinski es bonito, pero no hay nada como estar a pie de pavé. Se pueden ver en varios tramos si conoces un poco los recorridos y si tienes que optar por uno sólo el ideal es el Bosque de Arenberg o el Carrefour de l’Arbre,sobre todo por el ambiente que se forma al final. Varios de mis amigos han ido a verlo y me comentaron que la entrada a los tramos de pavé son espectaculares. El pelotón llega en silencio y de repente se forma un estruendo que parece que ningún ciclista va a salir vivo. Y… no se sabe como, todos acabamos pasando