Ojo que el propio Purito Rodríguez nos lo avisó: «¿No sé en que estabais pensando cuando os apuntasteis a La Purito 2015?«. Eran las ocho de la tarde y casi todos los participantes estábamos reunidos en el briefing informativo de la marcha. Llovía, hacía frío y Purito se esforzaba por explicarnos la dureza a la que nos íbamos a enfrentar. Sencillo, el mismo recorrido que la etapa más dura de La Vuelta 2015. 5.200 metros de desnivel en sólo 143 kilómetros que en el papel parecían una exageración… y que horas después en las piernas nos dimos cuenta que las cuentas (para nuestra desgracia) estaban bien echadas y que el titular aquel de La Cicloturista más dura de Europa era acertado letra por letra.
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Lo peor es que en este ‘envolao’ nos metimos nosotros solos (y arrastramos a varios viajeros ciclored.com más). La idea surgió del propio Purito. Montar una cicloturista (sin clasificaciones ni tiempos totales) con su nombre en Andorra y con el recorrido de La Vuelta. Se lo dijo a Ángel Edo, su agente, y todo comenzó a funcionar. En cuanto llegó a nuestros oídos solo tuvimos que llamar al propio Ángel Edo y a Pepe Cuevas y ponernos a trabajar. Si un tío como Purito está dispuesto a currar para los cicloturistas, nosotros vamos de la mano con él.
Así que después de meses de promoción, horas de teléfono y cientos correos electrónicos nos plantamos en Andorra el sábado 8 de agosto con todo el Team Ciclored. En la primera avanzadilla con Dani Azagra, José Antonio y Ximo (al que fichamos a última hora). Después llegarían Francisco, Iñaki, Tomás y toda la grupeta de Sabiñánigo con Íñigo a la cabeza. Preparados para el sufrimiento ¿no?
Calentamiento y Pre Purito
Había que dejar las piernas preparadas para La Purito. Veníamos de los 40 grados de Madrid y Andorra nos recibía con 15 y agua… así que nada mejor que salir a rodar un rato para conocer los puertos de La Purito. Fuimos a lo sencillo. Primero La Comella, sobre el papel el más fácil de los seis… Corto, sí, pero duro, también. Casi los cinco kilómetros de subida al 8 y 9%.
Era la primera toma de contacto así que decidimos probar La Rabassa. La rampa inicial del 13% invitaba a darse la vuelta.Menos mal que un descansillo ‘engañaba’ un rato y nos regalaba después otros tres kilómetros al 10%. Fue suficiente. Dani Azagra, que para eso entrenador y director de Ciclistas a Tope, nos echó el alto. Foto y al hotel, que todavía hay que guardar piernas para mañana. No hizo falta nada más para convencernos.
Ducha y por la tarde a por los dorsales. Primera sorpresa agradable. Maillot de alta calidad de regalo. Servicio de guardarropa para subirnos las mochilas a la cima de Cortals y el propio Purito (acompañado de Miguel Indurain) para explicarnos cómo era el recorrido y la filosofía de la marcha. La idea estaba clara. Trafico abierto, pero controlado y sin competición. El chip sólo valía para cronometrar las subidas a La Gallina y Cortals (así que muy deprisa no íbamos a ir) y al acabar la charla pasta party para cenar con todos los cicloturistas.
Para entonces ya habíamos formado grupetta para el domingo con los amigos de Ciclismo a Fondo y Bicisport. Joaquín Calderón y Jose Pastor también se habían unido a la ‘locura’ Purito y si algo teníamos claro era que no íbamos a forzar lo más mínimo. Sobre todo después de que un tal Miguel Indurain nos confesara que había montado el 34×32 para subir los puertos de Andorra. Y ¿quién sabe más de ciclismo que él en España? Pues eso, que nos acostamos soñando con rampas del 15%…
LA PURITO 2015 (los primeros 100 kilómetros)
Llegó el Día D y la Hora H. Con el hotel a sólo 100 metros de la línea de salida la única preocupación era cuanta cantidad de desayuno había que ingerir. Viendo lo que había por delante… todo lo posible, pero con sólo 10 kilómetros de calentamiento cuesta arriba hasta el primer puerto… pues un poquito y lo demás a cuenta de los avituallamientos de La Purito.
Así que a las 08:00 allí estábamos 800 ‘inconscientes’ en Sant Juliá de Loria dispuestos a desoír los consejos de Purito y hacer la Cicloturista más dura de Europa. Todavía quedaban otros 400 (algo más cuerdos) que habían optado por el recorrido corto y mini. Pistolezato y para delante. Todo cuesta arriba por Envalira hasta Vila. Ritmo tranquilo, charleta y a formar grupetta. Joaquín, Jose, Dani, Jaime y el que escribe. Y como la profesión hace amigos en todas partes pronto se nos unió Rafa Mora (que trabaja en el Periódico de Andorra, conocía el recorrido y es ‘rival’ del Campeonato de España de Periodistas).
Arranca Beixalis y en las curvas de delante vemos a Purito, Dani Moreno, Indurain, Caruso, Vicioso… demasiado rápido para nosotros. Tranquilidad obligada por las rampas del 13% con las que nos recibe el puerto. Hay que remar y dejar que las piernas se vayan adaptando al esfuerzo. En pocos tramos no vemos los dos dígitos en el Garmin y queda muuucho día por delante.
Foto en la cima, manguito, chaleco y para abajo en un descenso técnico y repleto de curvas ciegas. Ahora damos las gracias a Purito por decidir que la Marcha era sin chip. La bajada, todavía con agua de la noche anterior, aconsejaba precaución, cabeza fría y generosidad con los frenos. Además que pronto arrancaba el único tramo llano de todo el recorrido, desde La Massana hasta el cruce de Ordino. Metimos el plato grande… a sabiendas de que ya poco más lo íbamos a usar.
Ordino era el puerto más ‘ciclable’ de todos. 10 kilómetros, rampas ‘asequibles’, sol, 20 grados… Vamos, que en la cima apetecía darse un homenaje en forma de avituallamiento. Si además cuando llegas ves sandwichs de nutella, membrillo, jamon de york, frutos secos, torta, sandía... pues como que invita a echar un rato allí llenar bidones y dejar los geles y las barritas (que también había en el avituallamiento) para otro momento.
Así que con toda tranquilidad afrontamos el descenso hacia Andorra y Sant Juliá para afrontar La Rabassa. Todavía estaba fresco en la mente el recuerdo de la rampa inicial del 13%… La única esperanza que nos quedaba es que como Purito se estaba portando tan bien hasta ahora nos hubiera rebajado el desnivel. Pero no. Platillo pequeño, 28 de piñon.. y a remar de nuevo.
Lo mejor de La Rabassa, que la dureza sólo llegaba hasta Naturlandia. Lo peor, que en los últimos kilómetros al 5-6% nos dio por jugar. Que si ahora soy Froome y ataco, que si yo me pido Contador, que si tú eres más rápido, que si demarro para salir guapo en la foto de Ane Bizimartxak, que si Valverde sólo debe correr clásicas. Conclusión. Calentón innecesario y una nueva parada en el avituallamiento. Depósitos llenos de nuevo y saldo calórico positivo. Descenso de la Rabassa y a Sant Juliá. Todavía quedaba trabajo por hacer.
LA PURITO 2015 (los 43 kilómetros finales)
Empezaban las matemáticas. Llevamos 100 kilómetros, quedan sólo 43 hemos subido 3 puertacos y casi no llegamos a los 3.000 metros de desnivel. Ponía que eran 5.200... ¿Están bien las cuentas? Si estaban en lo correcto quería decir que por delante había un muro. Cierto y verdad.
Arrancaba con La Gallina. Justo después de descender La Rabassa giro a la derecha y otra vez para arriba. El primer cartel enciende las alarmas. 11,5 kilómetros a la cima y 9% de media. Los dos primeros kilómetros al 10%, después una bajadita… ufff, lo que nos espera. Puerto inédito (en la Vuelta se subió por la otra vertiente), carretera nueva y los últimos 6 kilómetros casi siempre por encima del 10.
Las piernas empiezan a reclamar el piñón del 32 que llevaba Indurain. La maneta derecha se queda sin recorrido y aquello parece que no va a dejar de empinarse. A sufrir llaman (y eso que hasta entonces habíamos ido tranquilos). No hay rueda posible. Cada uno por su lado y Dios por el de todos. Menos mal que los geles hacen su efecto (aunque sea placebo) y las piernas responden en las tres últimas curvas.
El avituallamiento de la Collada de la Gallina está en silencio. Cuesta recuperar el aliento antes de comer y beber (otra vez a recompensar el gasto calórico) para afrontar el descenso revidarísimo hacia Sant Juliá y en busca de La Comella. Lo que parecía un puerto sencillo se convierte en otro muro. Los cuatro kilómetros de los carteles parecen 10 y toca para de nuevo en el avituallamiento. Esta vez incluso me da por inventarme unos bocadillos de galletas con membrillo que ni Ferrán Adriá.
Queda el último puerto del día y pocas fuerzas en las piernas. Primero el acercamiento ‘llano’ hasta Encamp. Es decir, 5 kilómetros al 5%. Cartel del Funicamp (el funicular que sube hasta la meta y que nos hace tener malos pensamientos) y a remar de nuevo. Por delante la cima y un recibimiento de nuevo al 12%. Restan 9 a meta y ya vemos al bueno de Purito con Indurain y compañía que están bajando. ¿Cuanto nos habeis sacado chatos?.
El 12% es la norma común de los tres primeros kilómetros de Cortals de Encamp. El cansancio se reparte por todo el cuerpo y casi duele hasta mover la muñeca para tocar el cambio. Menos mal que hasta la cima no habrá que bajar ni subir ningún piñón. Todo lo que hay montado en la bici (y porque la cadena no enroca más arriba…).
El Garmin anuncia 4.600 metros.., 4.900… A falta de cuatro kilómetros baja incluso al viento le da por aparecer. De cara, como casi siempre. Los carteles dicen que el desnivel ha bajado al 7% o incluso al 5%. Las piernas siguen empeñadas doler como si fueran al 12%. Y como las piernas mandan más, pues a sufrir un ratito.
De las piernas a la cara, así que cuesta incluso sonreir cuando Ane Bizimartxak apunta la cámara de fotos (con lo simpático que salgo siempre en la QH). Miras hacia arriba. Ves la meta cerca… bueno, ahí arriba. Y a pedalear. Pasamos los 5.080. Sólo 120 metros más en dos kilómetros. Media del 6%. Viento de cara… menos mal que aparece Dani Azagra para ejercer de gregario de lujo. En la cima hay butifarra, caras de cansancio y sensación de que esto ha sido muy duro.
Kilómetros más abajo, ya en el hotel, todos los confirman. Pregunta común. ¿Duro, no? Respuesta: «Durísimo». ¿Cuanto tardarán en La Vuelta?… «Si atacan de salida».. «Pues tenía razón Purito». «Pues repetiremos para 2016». «Pues nos han tratado como si fuéramos profesionales y solo somos unos globeros». Cosas de Purito.