Papa. Quiero ser ciclista. Lo dice uno de los chavales que espera en la cola del Madrid Criterium 2023 para buscar el autógrafo de alguno de los mejores corredores españoles. Ayuso, Luisle, Omar Fraile o Juampe López esperan dentro de un salón del Hotel Princesa de Madrid. Han competido en interés con el enésimo partido del Siglo entre Barça y Real Madrid. Ninguno es una de las seis estrellas mundiales del ciclismo de las que habla Marc Soler, pero aún así han conseguido resistir el duelo del fútbol. Horas después, Mathieu Van der Poel, vestido de arcoiris, desata la locura firmando autógrafos en una sandwichería de Madrid. El ciclismo sigue vivo,
Porque más de 15.000 personas se reúnen un domingo de octubre por la mañana en Gran Via para ver el Madrid Criterium 2023 y la mayoría anima y jalea como si de una carrera al uso se tratase. Es espectáculo. Exhibición de ciclistas relajados que hace un par de semanas han dejado de buscar puntos UCI para centrarse ya en la temporada 2024. Algunos, como Juan Ayuso, aprovechan la rueda de prensa de presentación del sábado para posicionarse de cara al año que viene. «Quiero correr el Tour de Francia», dice el alicantino y no deja claro si para trabajar y aprender de Pogacar o para provocar un cisma en el UAE a lo Lemond-Hinault. Provoca titulares y al día siguiente, acabado el Criterium, se reafirma en sus palabras. Contundente. Sin dudas. Quiere hueco para el Tour. Aunque esté en el mismo ocho que Pogacar, que Almeida, que Yates…
Ayuso es representante del nuevo ciclismo, que con 20 años ya reclama su hueco entre los mejores. Marc Soler incluyó en ese club exclusivo a Pogacar, Vingegaard, Roglic, Evenepoel, Van Aert y Van der Poel. Esos que cuando tienen ganas de correr hacen que el pelotón vaya más deprisa de lo normal y todos con el gancho al cuello. Los que, cuando están en forma, solo encuentran como rivales a los de su propio estatus. Omar Fraile explicó que ‘su’ Ineos intentó contratar a uno de estos seis para 2024 y retornar a la lucha por las grandes vueltas. No pudieron convencer a ninguno, renovaron a Carlos Rodríguez, que es un aspirante, y preguntaron a Juan Ayuso. Pero quizás tendrán que esperar una temporada más a que sigan floreciendo.
Van der Poel y los fichajes
Es octubre y el otro tema de conversación recurrente son los fichajes. Carlos Verona, que también estaba en la rueda de prensa, ya sabía a principios de temporada que iba a dejar Movistar y por eso tuvo un calendario final de menos ‘calidad’. Se va a Lidl Trek con Juanpe (si, con n) López que reconoce que esta no ha sido su mejor temporada y que eso del ir al Tour a disfrutar es un eufemismo ciclista. Que se sufre más de lo habitual en otras carreras. A Movistar retorna Nairo Quintana después de su parón post-tramadol y de estar un año entero entrenando en Andorra con Carlos Verona. El no sabía nada de su fichaje y el equipo de comunicación del equipo telefónico tampoco hasta tres días antes del anuncio oficial.
Verona dice que con 31 años y después de 13 en la elite ya sabe dónde está su hueco y que necesitaba un cambio de aires. Luis León Sánchez escucha la edad, arquea los ojos y le mira como a un púber. Sabe que si quiere le queda casi u una decena de años más como profesional como a él, que colgó la bici en la Vuelta y va de homenaje en homenaje. El Criterium sirvió para que una treintena de ciclistas, Van der Poel entre ellos, le hiciera el pasillo de bicicletas canónico antes de la prueba de eliminación, que acabó ganando al campeón del Mundo.
Con la plaza de Callao de línea de meta y Gran Vía de escenario perfecto el pelotón se iba desangrando a dos eliminados por vuelta. Ataques, cambios de ritmo, fugas y un par de ciclistas de equipos sub 23 fuera. Después los continentales y algún World Tour, como Ayuso, que salió antes de lo previsto. Lazkano, Van der Poel y Luisle los tres últimos. Victoria del murciano, que para la puntuación tienen que recoger velas. Levanta los brazos en nieto de Poulidor, el más rápido de todos en un final en cuesta, aunque de un Criterium se trate.
Van der Poel no ha competido nada desde que se vistió de Arco Iris en Glasgow. Dejó de lado el Giro de Lombardia, demasiado montañoso para él, y no volverá hasta las carreras de ciclocross de finales de noviembre. Sabe que no es hombre de grandes vueltas y que tiene que mejorar en montaña para optar a tener los cinco monumentos. Le falta Lieja y Lombardia. Esos si que los tiene Pogacar, pero le restan los adoquines de Roubaix y el Poggio de Milan Sanremo. Ayuso, compañero de equipo, prefiere no opinar en la rueda de prensa sobre las opciones del esloveno de hacerse con t0dos los monumentos. Recoge el testigo Marc Soler, fiel de Poggi, que no solo le ve capacitado para Roubaix, sino que recuerda su exhibición en los tramos de adoquines del Tour 2022.
Cerca del aficionado
Todo lo que pasa en la plaza de Callao lo cuenta Juan Mari Guajardo, que lleva más de dos décadas hablando con y sobre ciclistas. Un profesional capaz de dar emoción al Criterium. Es el que mejor los conoce. Se acuerda de victorias en categorías en edad amateur que algunos de los pros ya ni recuerdan. Un procyclingstats de carne y hueso y mente repleta de terabytes de datos. Si te encuentras con él sabes que va a haber ciclismo del bueno.
Por eso no se cansa de repetir que en el Criterium el objetivo es acercar el ciclismo a los aficionados. Que los profesionales puedan hablar y hacerse fotos con cualquiera si la tensión y las prisas de una competición. Algo que echa de menos Juanpe López, ciclista joven con mentalidad de antaño. Llegó en la época del Covid y no ha podido vivir el Village Depart como Luisle o Luis Ángel Maté, los más veteranos de Madrid Criterium. Ellos, los días que no tenían previsto trabajo, bajaban del autobús con tiempo para pasar por la zona VIP de La Vuelta o el Tour, tomarse un café en alguno de los stands y hablar con los aficionados. Eso ya desapareció. Ahora todo es bus. Charla del director, control de firmas, presentación… y para los aficionados vallas y controles de acceso. El Criterium hace desaparecer las barreras para que solamente haciendo una cola puedas llegar a un Top Six como Van der Poel. Los padres llevan a sus hijos con la excusa de la foto, para ser ellos los que alardeen después en RRSS con la instantánea junto a su ídolo. La mayoría de las veces, unas décadas más joven que él. Da igual. El ciclismo está vivo, como se demuestra en una fresca mañana de octubre en Madrid.