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Así es el campus de entrenamiento del Deceuninck Quick Step

Cómo se hace para renovar la ilusión de un equipo que ha batido el récord de victorias la temporada anterior. En cualquier otro deporte se ficharía aún más. En ciclismo y en el caso del Deceuninck Quick Step ha sucedido al contrario. Mantiene el mismo bloque de 2018, confía en sus jóvenes, Mas, Alaphilippe y Jungels y ha dejado escapar dos líderes. Niki Terpstra y Gaviria. A Lefevere le da igual. Se ajusta a su presupuesto y el equipo continua ganando de igual manera. Filosofía flamenca. 

Y es que al recibir la invitación del nuevo proyecto de Lefevere (cambia el patrocinador principal y la denominación del equipo, de Quick Step a Deceuninck Quick Step) no pudimos resistirnos a acudir. En primer lugar porque siempre dan un trato exquisito y segundo porque en 2019 coincidimos en sede para hacer nuestro Campus de Entrenamiento. El equipo belga en diciembre y enero y nosotros en marzo, pero todos en Calpe, el paraíso ciclista.

La invitación no solo incluía acudir a la presentación del equipo y hacer entrevistas a las estrellas del conjunto más laureado de 2018, sino también poder pedalear con ellos, aunque solo fuera 40 kilómetros por las montañas de Calpe. Algo íbamos a aprender para luego poder trasladarlo al Campus. Y también escapar a las gélidas temperaturas de estos días en el centro de la península, que todo ayuda.

Lo primero nada más llegar al hotel de Calpe, un pack de regalos de todos los patrocinadores del equipo. Una toalla de Deceuninck Windows (se pronuncia algo así como ‘dequnick’ en flamenco, que es el mecenas principal y se dedica a vender ventanas. Una caja de bombones belgas. Alimentación ciclista de la Academia Bakala (histórico patrocinador y con incluso una Academia Ciclista en Flandes), pluma y cuaderno de viaje de Quick Step, cerveza 0,0 de Maes, ginebra de Latexco (aunque se dedican a hacer colchones), bolsa de Lidl, pendrive de Jonom

https://ciclored.com/events/campus-ciclored-joseba-beloki-2019/

DANDO PEDALES CON DECEUNINCK

Con la cena y el desayuno del día siguiente estábamos más que servidos para pedalear con los Enric Más, Jungels, Alaphillipe, Gilbert, Stybar, Lampaert y compañía, con la novedad de la joven promesa Remco Evenepoel, aquel que maravilló en los Mundiales júnior. 

El primer detalle al bajar con todo el equipo es mirar las bicis. Todas con frenos de disco. Primera novedad para 2019. Las Specialized del Deceuninck podrán ser Venge o Tarmac, pero siempre irán con frenos de disco. Ya no hay vuelta atrás para ellos. Mola apreciar los detalles. Los escaladores, Alaphilippe y Enric Más con las Tarmac, más ligeras, los llaneadores, De Clerq, Lampaert o Keise con la Venge, más aerodinámica.



Y a la hora de dar pedales ritmo más que tranquilo para ellos. Era el día de soltar piernas. En el stage de diciembre acumulan hasta 1.200 kilómetros en 10 días, pero ahora en enero aumenta el nivel y en esta decena de días en Calpe harán 1600 kilómetros y una media de 2.000 metros de desnivel diario. Así que los 40 kilómetros y 565 metros de desnivel que había programados eran un paseo para ellos.

Tanto es así que después de un inicio rápido por las calles de Calpe, y una subida constante hasta el cruce hacia Benissa me pude dar el ‘gustazo’ y la necesidad de apretar y pasar a todo el pelotón para grabar un vídeo que ahora vereis. Calentón de los buenos con alguno (Stybar) gritando ‘vamos chaval’. Las primeras risas habían caído.


Bajada hacia Benissa y Xenija y ahí se ven las diferencias de un equipo profesional con cualquiera que no lo es. Carretera mojada por el rocío de la noche anterior, curvas peligrosas, a más de 50 por hora, y no descompusieron la fila de a dos perfecta en ningún momento. Ni un frenazo, ni un movimiento. Como si fueran un único ciclista. Ni que decir tiene que me tocó sprintar para volver a pillarles.

Al llegar a Llíber, por donde pasaremos también en el Campus Ciclored Joseba Beloki, giro a la izquierda hacia Jalón (sin parada en el bar flamenco) y retorno a Calpe por el repecho de Benissa, que son capaces de tomarselo a risa y haciendo fotos mientras el que escribe solo piensa en que a nadie se le ocurra avivar el ritmo.

Descenso hacia Calpe y una nueva curiosidad. Esta vez el maillot del equipo de Lefevere tiene más patrocinadores que nunca. Hasta nueve se pueden ver. Reducción de presupuesto de los mayoritarios que siempre abre centímetro cuadrado de maillot, culotte y calcetines al resto.

En el hotel hay que mirar el Strava y subir la actividad. Mola eso de que vea todo el mundo tus compañeros de ruta. También revisar los números. 40 kilómetros a 29,1 de media (con paradita incluida para fotos), 575 metros de desnivel y 143 pulsaciones medias para mi (mi umbral es 173). De los vatios ni caso que el aparato no funcionó.

La etapa en Strava >

Lo mejor es la habitación del ‘paraíso’ ciclista del Deceuninck Quick Step. Tres bicicletas por cada corredor, Venge, Tarmac y Shiv para contrarreloj, los mecánicos limpiando y preparando cada centímetro de la bicicleta, un surtido de alimentación con fruta, barritas, geles, bebidas, una máquina de café y más bicicletas, más ruedas, sillines… Algo así montaremos en el Campus Ciclored Joseba Beloki, pero imposible que sea igual.



ASÍ ES EL DECEUNINCK QUICK STEP


Comida y en condiciones normales a los ciclistas les tocaría masaje y sesión de biomecánica para probar bicis, o revisión de calas, o de posición, o de nutrición o charla de algún patrocinador, pero este caso les toca vestirse de corto y presentarse en sociedad. Si por algo se caracteriza el equipo de Lefevere es por fomentar el trabajo en grupo, por eso el lema es The Wolfpack (la manada de lobos). El rédito de 2018 fueron 73 victorias en la carretera, pero allí estaba Lefevere para explicar qué hicieron para conseguirlas sobre la carretera. Porque gestionar un equipo que corre por los cinco continentes durante diez meses al año no es sencillo, y más si tiene 25 corredores y 14 nacionalidades distintas.

La labor logística de 2018 arroja datos como en los 259 días de competición y 70 carreras visitaron 20 países y necesitaron 8.000 vuelos y 12.000 reservas de habitación. Llevaron 22 coches, 275 bicis y para darle materiales 600 cadenas, 300 grupos Shimano, 400 ruedas de zapata y 55 de disco, 27.000 bidones y 750 maillots. Y todo gestionado por un equipo de 50 personas (el doble que ciclistas).

Después turno para todos los patrocinadores, desde el nuevo Deceuninck, que explicó su proceso productivo de ventanas totalmente reciclable, a Lidl, Quick Step y Latexco, que mantienen los apoyos y se han convertido ya en habituales en la casa de Lefevere, auténtico jefe de todo.

Tanto es así que entre él y Alessandro Tegner volvieron a ‘vacilar’ a todos sus chicos en el momento de presentarlos en sociedad. Lo hizo por turnos. Primero los ausentes por estar ya preparando el Tour Down Under de Australia y la Vuelta a San Juan de Argentina. Los Sabatini, Viviani, Hodeg, Morkov o Richeze. Después momento emotivo con Peter Vakoc, que retorna a la competición después del atropello que sufrió en enero del año pasado (el equipo le renovó el contrato sin nisiquiera competir). Y bromas a Martinelli (el rey de Instagram), Tim DeClerq, el tractor que siempre tira del pelotón y la nueva estrella del ciclismo, Remco Evenepoel. Solo tiene 18 años y ha pasado desde juveniles a profesionales después de apabullar en los Mundiales de Innsbruck. El belga no se amilanó antes las palabras de Lefevere y se le ve suelto para la edad que tiene.

Eso sí, todavía no estuvo en el hueco reservado a los líderes el equipo. Seis a falta de Viviani, que será el jefe en cada sprint. Primero Stybar, que tendrá tiempo de ser líder en Roubaix después de un años a la sombra. Después Lampaert, que correrá con el ‘peso’ del maillot de Campeón de Bélgica y lo que eso supone para ellos en las clásicas. Gilbert, que retorna tras su espectácular caída en el Tour y que pese a no ser 2018 su mejor año fue 3º en Flandes. Las clásicas volverán a ser su objetivo.

Otro que se apuntó, y por sorpresa, a los adoquines, fue Bob Jungels. El luxemburgués ganó en 2018 en Lieja Bastogne Lieja y parecía ser el hombre para las Grandes Vueltas, pero la irrupción de Más le ha liberado y probará con las piedras. Cuerpo y fuerza le sobran para brillar en abril y luego ir a disfrutar al Giro.

Alaphilippe vivió un 2018 de ensueño como él mismo dijo. Victoria en Flecha Valona, ídolo en Francia durante el Tour… ahora también seguirá con las clásicas y apunta a Lieja.

La nota discordante es Enric Más. Lefevere le calificó como un regalo para el equipo pero cambia totalmente la filosofía. Lo suyo son las generales de las rondas de tres semanas. Su segundo puesto en La Vuelta 2018 le ha dado el derecho a elegir calendario e irá a probar al Tour. Está por ver los ‘argumentos’ que le pone un conjunto que también tendrá a Viviani luchando por los sprints y a Alaphilippe buscando etapas. El ya sabe que tendrá que ir a Flecha Valona y Lieja a trabajar para The Wolfpack.






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