El ciclismo también tiene su puntito de amor. Te enamoras de este deporte y quieres vivir su pasión. Por eso te hemos buscando seis viajes de ciclismo es los que puedes dar rienda suelta a tus sentimientos. Allí podrás expresar sobre la bicicleta lo que guardas en tu corazón ciclista durante el resto de la temporada. Lugares en los que la mayoría de los presentes comparten las mismas sensaciones. Este es nuestro regalo en un San Valentín ciclista algo diferente.
FLANDES
Los adoquines, los muros, los canales, las capillas, las ciudades de ensueño. Brujas, Gante, Lovaina y como no Oudenaarde. En Flandes es fácil enamorarte del ciclismo y de la bicicleta porque allí son el vehículo elegido por la mayoría de sus ciudadanos para desplazarse. Y este amor se transforma en pasión incontenible por todo lo relacionado con el Tour de Flandes. De Ronde, como ellos la denominan, es la máxima expresión de ‘lujuria’ ciclista. Casi un millón de aficionados se echa a la cuneta, llueva o truene, para ver pasar dos centenares de pedalistas en busca del adoquín sagrado. Espíritu Flandrien que puedes vivir cuanto tú quieras.
LAS CLÁSICAS DE PRIMAVERA
El ciclismo se mezcla con la tradición y acabara enamorando. Lugares que de por sí no tendrían ningún encanto especial como Lieja o Roubaix adquieren una dimensión totalmente diferente cuando sus calles se pueblan ciclistas y cicloturistas. Entonces las ciudades cambian, se hacen más amables y el amor fluye casi sin querer. La pasión por el ciclismo mueve a sus ciudadanos a gritar y a saborear la épica de antaño.
ALPE D´HUEZ… Y SU ENTORNO
Otras veces el amor comienza en un lugar… y ese expande por sus alrededores. El ciclismo ama Alpe d´Huez. Cualquier enamorado de este deporte ha tenido sueños húmedos levantando los brazos después de superar las 21 curvas más famosas del mundo. Pero no está solo. A su alrededor hay pasiones casi tan enfermizas como Galibier, Croix de Fer o La Madeleine. Montañas de amor ciclista en plenos Alpes.
FRANCIA Y EL TOUR
A veces el amor es colectivo… entonces se convierte en una orgía lujuriosa. Cada mes de julio el amor ciclista recorre todos los rincones de Francia. El Tour reúne a amantes de todo el mundo en las cunetas de las carreteras galas. Apostados en los puertos esperan a la caravana y a sus ídolos en estado de éxtasis. Antes y después incluso pueden emular sus sufrimientos y pasiones. Y es que no hay mejor sensación que mimetizar el amor en tu propio corazón.
LOS PIRINEOS
El amor también se vive muchas veces desde el sufrimiento. El ciclista lo sabe. Cansancio y dolor para encontrar el placer de una línea de meta, un avituallamiento y una cama en la que descansar. En los Pirineos te puedes enamorar del ciclismo con sobredosis. Tourmalet, Marie Blanque, La Gallina, Aubisque, Peyresourde, Hautacam, Soudet, Larrau. Son solo pedazos de una pasión que se acrecienta cuando están incluidos en eventos como la QH, La Purito, La Transpirenaica o la Marmotte Pirineos. Entonces puedes llegar al éxtasis por agotamiento amoroso.
ROMA
En Roma es fácil enamorarse de cualquier cosa. Una ciudad así hace florecer los sentimientos de cualquiera. Eso sí, pocos pensaban que también fuese capaz de enganchar al ciclismo. Pero lo ha conseguido. Es imposible no sentir amor, pasión y desenfreno por algo como la Gran Fondo de Roma. Te permite pedalear por el Coliseo, Piazza del Pópolo, Vía del Corso, atravesar las murallas, adentrarte en los montes Albanos, ver el volcán transformado en lago de Castelgandolfo, admirar la Rocca di Pappa y terminar entre los adoquines de la Vía Appia y las termas de Caracalla.
