Flandes. Muros, adoquines. Una pasión. Un centenario. Un viaje. Mil ilusiones. El Tour de Flandes 2016 consiguió reunir a más de 20 viajeros del Team Ciclored para disfrutar de una leyenda compartida. De Ronde Van Vlaanderen cumplía 100 años y había que honrarla. Así que hubo que superar mil y un obstáculos. Eso sí, nadie pudo impedir que el ciclismo sobreviviese. Por una vez se impuso el amor a un deporte a la guerra más cruel.
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TOUR DE FLANDES… TODO EL AÑO. ELIGE CUANDO VENIR >
Cuando las cosas cuestan… saben mejor. Llegar el viernes 1 de abril al Hotel Leopold Oudenaarde ya era casi una odisea, por eso nada más aterrizar lo primero fue vestirse de ciclista, y a pedalear. Maria, Josu, Santiago y Manuel ya llevaban ventaja. Habían llegado el jueves y ya tenían un Oude Kwaremont y un Koppenberg en las piernas.
Para el resto era el primer contacto e iba a ser de campanillas. Hicimos grupetta con los italianos deAndrea Tonti y rumbo al Kapelmuur. Sí, leyenda pura que no se asciende en el Tour de Flandes, pero visita obligada para cualquier amante de este deporte. Por eso Alfonso y Paco había removido cielo y tierra para cambiar vuelos y poder llegar a tiempo. Por eso Alex, Óscar, Juan Carlos, Nicolás (padre e hijo), Jorge, Fernando se habían levantado a las 4 de la madrugada para coger un vuelo desde Madrid.
El ciclismo todo lo mueve. La pasión por las piedras del Kapelmuur, sus agujeros, su capilla, su mítico bar. La historia de poder subir por donde lo han hecho lo más grandes de nuestro deporte. Todo eso sólo lo podían comprender los amantes del Team Ciclored que se subieron ese 1 de abril a la bicicleta.
Cumplida con la visita obligada retorno al Hotel Leopold Oudenaade. Gaizka y todo su equipo ya tenían lista la cena ciclista y las cervezas flamencas para celebrar el primer éxito, que era estar allí. Briefing, dorsales, bicicletas ajustadas… y a dormir soñando con el Tour de Flandes Cicloturista.
SÁBADO 2 DE ABRIL. TOUR FLANDES CYCLO
Hay que estar un poco loco para levantarse a las 04.30 para pedalear… o amar mucho este deporte.Jorge, Gregorio, Luis Manuel y Héctor fueron los valientes que eligieron la versión de 256 kilómetros del Tour de Flandes cicloturista. El mismo esfuerzo que los ciclistas profesionales, pero con salida a las 07.30 desde Brujas, así que desayuno cargado de hidratos (sí, a esa hora ya estaba preparado), bicicletas a la furgo y rumbo a la ciudad de los canales.
El madrugón implicaba la salida desde la mítica plaza del mercado de Brujas y 120 kilómetros de llaneo hasta Oudenaarde. Para esas horas el resto del Team Ciclored ya pedaleaba desde Oudenaarde. Habían elegido la opción de 135 kilómetros que también aglutina todos los muros de Flandes. 17 subidas… y media docena de tramos planos de adoquines que hacen que la bicicleta bote como si tuviera vida propia.
A la ruta también se nos iban a unir Pedro Cañibano, los gallegos Noel y Alberto Pérez y la Grupetta valenciana con Víctor, Jesús, Fede y Fernando, además de David Gil, que ya había pedaleado por Roubaix. Ninguno conocía Kapelmuur… así que preparamos un Tour de Flandes especial con desvío y subida a la zona mítica.
Pero antes había que afrontar la subida corta a Wolvernberg y los adoquines planos de Ruiterstrat, Kergate y Jagerig. El primer contacto con las piedras cuesta arriba no podía ser más bello. Molenberg. La cuesta del molino. Escondida, dura, con piedras separadas, rural… Ciclismo clásico puro.
Primer avituallamiento y charleta al ‘calor’ de los gofres. Los dos Nicolás sonrien como si en la vida no hubiese nada más que ciclismo. Pedro Cañibano, Alfonso y Paco empiezan a notar las diferencias con Roubaix. Fernando se defiende a su ritmo y Alex y Juan Carlos siguen al ritmo que marca un clasicómano como Óscar, versado en mil batallas.
Ahora es el turno para los 2,5 kilómetros planos y rotos del Paddesstrat y los 1,8 kilómetros del Haghoek. Casi se agradece la subida al Leberg para quitar golpes al cuerpo. Berendries y Valkenbergnos devuelven a la ruta hacia Oudenaarde… menos a los llamados a probar Kapelmuur, que tendrán 25 kilómetros de regalo. Adoquines de Eikenberg, paso por Oudenaarde a 100 metros del hotel y avituallamiento.
Toca reprimir las ganas de llenarse los bolsillos de galletas de miel, bollos y gofres… Y es que por delante está el Koppenberg. Solo 800 metros pero rampas del 20%. Historia pura. Misticismo que se multiplica si abajo está Ane Bizimartxak venida desde Bilbao para regalarte una foto. Aqui el reto es subir, esquivar y coronar sin pisar el adoquín.
Descenso y camino de las piedra planas y en bajada de Marie Borrestrat. Homenaje a Boonen en Taaienberg. Repechos asfaltos de Kaperij y Kanarieberg para llegar a Ronse y cargar comida por última vez. Todavía resta el mítico Kruisberg, el paso por Karnemelbeekstrat… y rumbo a la historia.
Descenso rápido, giro a la derecha, entrada en Berchem… carretera de cemento y de repente el Oude Kwaremont. Dos kilómetros de historia con público animando. El muro decisivo desde 2012. Aquel que da y quita todo. Sufrimiento con más de 110 kilómetros en las piernas. Sólo hay que coronar, girar a la izquierda y en menos de cinco kilómetros estamos en la última cota. Paterberg. Corto y extremo. 22%. Esfuerzo titánico. Gotas de energia para subir y esquivar a los que tienen que echar pie al adoquín.
Desde allí… rumbo a a gloria. Relevos a 50 por hora con la grupetta catalana. Todo plano. Hay hasta piques por volar camino de la línea de meta de Oudenaarde. Algún sprint.
Ahora toca disfrutar. Medalla al cuello y rumbo a la ducha del Hotel Leopold, a sólo 500 metros de la línea de meta. Esperan las cervezas de la happy hour, la fiesta de la plaza del mercado de Oudenaarde (que seguirá hasta las 2 de la mañana) y la cena para compartir historias.
DOMINGO. AL TOUR DE FLANDES 100
Domingo 3 de abril. Era el día histórico. El Tour de Flandes cumplía 100 años. Espíritu Flandrien de lucha y sobreponerse a las adversidades. Había que honrarlo de la mejor manera, por eso lo hicimos con una visión completa de toda la carrera. Y para empezar… pues a la salida.
Rumbo a Brujas. Por el camino nos cruzamos con el Tinkoff, el Trek, el Dimension Data, el Giant... colores, bicicletas, autobuses, todo huele a ciclismo. Escenario ideal y todos los ciclistas a nuestro lado. Pasan los gladiadores y alguno incluso se para a hablar con nosotros. Lobato y Markel Irizar nos cuenta sus sensaciones y Dayer Quintana nos concede unos minutos. Cuenta que con sus 55 kilos sufre incluso más en las subidas adoquinadas para alcanzar a los Cancellara, Sagan y compañía, que pasan de los 70 kilos. La rueda patina, nos cuenta.
A nuestro lado Sagan, Van Avermaet, Van Maarcke, Benoit, Cancellara... todos desfilan con cara de estar ante un momento histórico. No es para menos. Tres horas después los volveremos a ver a todos en el Oude Kwaremont pero ya con un gesto distinto.
Las sensaciones se multiplican. Primer paso por Oude Kwaremont del pelotón. Hay que comparar velocidades, y eso que van tranquilos. Tiempo para recuperar fuerzas al estilo Flandes. Cerveza Kwaremont, patatas fritas locales y regalos cortesía de Lidl y Het Niewsblad. Nadie sin gorra ni bandera flamenca.
La pantalla gigante nos cuenta lo que está sucediendo en carrera mientras que las chicas de la carrera femenina pasan como un tiro por Oude Kwaremont. A ellas solo les queda Paterberg. En meta ganará la campeona del mundo…
Mientras los afortunados de Like a Flandrien, que patrocina Turismo de Flandes, pasan por delante de nosotros en bicicleta y con un millón de gargantas animando. Nosotros al nuestro, Sergio Palomar, al que envidiaremos durante toda la vida.
Un nuevo paso de los profesionales, esta vez ya con la carrera rota y Erviti haciendo las delicias de los nuestros. Kruisberg empieza a marcar distancias. Kwiatkoski, Sagan y Vanmarcke ponen picante. Llegan a pie de Oude Kwaremont. Empiezan nuestras apuestas. Contenemos la respiración. La historia delante de nuestros ojos. Sagan aprieta a Vanmarcke. Le vemos sufrir. También a Cancellara, que persigue su última oportunidad. Erviti valiente en el primer grupo y Boonen, Rowe, Stannard…. Todos nos regalan su parte de Flandes.
La pantalla gigante nos enseña Paterberg y nuestras apuestas. Para variar había porra de grupo y empezamos a echar cuentas. Conocemos lo que queda a meta (no en vano lo hicimos 24 horas antes). Pelea desigual, Sagan, su caballito y todos contentos.
Retorno a Oudenaarde para celebrar con cervezas que acabamos de vivir un momento histórico. Por delante queda una cena especial, unas horas en la fiesta de Oudenaarde y descanso para el último momento. Eso sí, el más feliz de todos, Alfonso Puerto, capaz de acertar los tres primeros clasificados en meta.
LUNES 4 DE ABRIL. ÚLTIMO HOMENAJE A LA RONDE VAN VLAANDEREN
El Tour de Flandes es el evento más importante de toda una región. Su día de fiesta. Por eso no es de extrañar que 100 años de historia tengan su museo propio. El lugar de la leyenda. Para visitarlo sólo teniamos que caminar 100 metros. Desayuno y rumbo a conocer la pasión del Tour de Flandes.
Con la edición del Centenario todavía caliente los 10 minutos del vídeo de presentación sirven para entrar en calor. Evocan imágenes y sensaciones que ya tenemos en nuestra mente y piernas. En la tele algo que ya vivimos encima de nuestras monturas. Ahora se entiende mejor.
Y después, la historia. Bicicletas de hierro, chichoneras y maillots de lana de los primeros años. Contraste con la lycra y los carbonos de la Eddy Merckx de 2016. No cambia la esencia. Espíritu Flandrien. Lucha contra las piedras y los elementos. Delante el simulador de adoquines en bicicleta, las fotografías míticas, el resultado de las 100 ediciones, los adoquines de regalo de los ganadores, los coches de Flandria, la pasión en 600 metros cuadrados de ciclismo puro.
Nos da tiempo incluso a besar y tocar el adoquin de regalo que se llevó Peter Sagan. A posar con su trofeo, a ver las 16 páginas del especial en los diarios de Flandes, a llevar en forma de regalo algún trozo de historia de Flandes, a desear que Cancellara adelante una hora su rueda de prensa…
Y al acabar una cerveza y a seguir brindando por Flandes. La felicidad y el ciclismo han podido con los que querian arruinar la fiesta de una región que sueña con bicicletas, adoquines y muros, igual que la veintena de españoles que disfrutamos del Tour de Flandes 2016.