Llámenlo magia. Llámenlo ciclismo. Llámenlo Tour de Flandes 2018. Pero lo que ocurrió en esta edición en el viaje Ciclored es uno de nuestros grandes sueños. 27 ciclistas de todos los puntos de la geografía, de Canarias a Mallorca pasando por País Vasco, Valencia, Madrid, Aragón, Castilla y León, Castilla La Mancha, Andalucía, Cataluña, con edades entre los 25 y 65 años, con diferentes niveles de preparación, de entrenamiento, con distintos puntos de vista. Un grupo tan heterogéneo que tenía un punto en común, su pasión por el ciclismo y los adoquines. Por Flandes.
– GIRO DE ITALIA EN ROMA (25-28 DE MAYO) >
Y lo que une Flandes no lo separa nadie. Durante cinco días, del jueves 29 al lunes 2 de abril (benditas vacaciones de Semana Santa) pudimos compartir con todos ellos dos etapas por los adoquines de Flandes, una cicloturista, una carrera profesional a pie de cuneta y un día de turismo en Gante. Lo mejor, la sensación de que si todos se lo pasaron igual que nosotros… es que no necesitan mucho más para ser felices. Pasión ciclista.
JUEVES Y VIERNES. A PROBAR ADOQUINES
En nuestro Tour de Flandes 2018 tuvimos avanzadilla. Primero el que escribe, que tuvo la suerte de ver en directo el miércoles la edición de A Través de Flandes en el Knoteberg y disfrutar con el rendimiento de Alejandro Valverde. Había que meterse en materia de adoquines. El jueves la primera hornada de ciclistas. Aeropuerto. Hotel Leopold en Oudenaarde (con todo controlado por Gaizka) justo al lado de la línea de meta. Un piscolabis rápido. Y a las bicicletas. Había tiempo para disfrutar y terreno de sobra.
Primer contacto con los adoquines en Eikenberg, para abajo y hacia arriba. La sensación, todo lo que se nos había olvidado en un año se recuerda en 10 segundos. Por el centro, sin escapatorias. Solo Pedro y Luis son veteranos en este terreno, para Alberto, Jaime, Manuel, Marc y Vicente son debutantes. Toma de contacto positiva y a aumentar un punto de dureza. Koppenberg. Impresiona con solo llegar. Adoquines rotos. Barro en la derecha. Prueba de fuego para adaptarse al terreno. Giro a la derecha y en buscar del Kruisberg. Misticismo y detalle. Justo al acabar giro a la derecha y hacia Hotond. Insignificante con 30 kilómetros en las piernas, eterno para Nibali el domingo cuando no pudo seguir la rueda de Teprstra.
Y a partir de ahí a disfrutar. Carreteras estrechas, de cemento, con junta de dilatación. Curvas, bajadas, subidas y en busca de Oude Kwaremont. Parte de la historia reciente del Tour de Flandes delante de nosotros. Donde Sagan se fue al suelo. Donde se marchó Kristoff. A nuestros pies. Y para acabar una nueva visita al Koppenberg. Esta vez solo para la foto, que la visita merece la pena. Las piernas ya tenían los primeros 50 kilómetros y 600 metros de desnivel. Que al final Flandes no es plano.
La etapa 1 de Flandes en Strava >
Y el viernes llegaba el resto de la ‘grupetta’. Avión temprano para ganar horas al día y tiempo de placer ciclista. Pedales a las bicis de alquiler, otras por carretera desde España con los amigos de Bullet Bike. Comida ligera y pedalear. Corto y al pie. En solo 35 kilómetros y con la grupetta italiana de Bike Division, esta vez con Francesco Lasca y Diego a los pedales y Alberto Elli como jefe de logística. Etapa de misticismo. Llaneo de charleta con los dos Carlos, Goyo, Raúl, José Luis, Josu, el Flaco, Ekaitz, Raúl Panadero y David. En total, más de 20 ciclistas.
Primero Oude Kwaremont, después la calle Ronde Van Vlaanderen. Qué es. Pues un museo al aire libre dedicado al Tour de Flandes. Todos los ganadores con su espacio en la carretera y las fotos de los más destacados al final. Boonen, Cancellara, Merckx, Schotte, Van Looy… Foto y a Paterberg, el muro que un vecino adoquinó para que la carrera pasara por la puerta de su casa. 22% de desnivel con los chicos del Cofidis pisándonos los talones. Y de allí al Koppenberg. Visita obligada para conocer la historia de Flandes. En 28 kilómetros… 300 metros de desnivel.
La etapa 2 en Strava >
Y es que el siguiente paso era dentro del Museo del Tour de Flandes. Justo en medio de diluvio universal del que nos habíamos librado. La suerte nos sonreía. Fotos, vídeos, bicicletas, información, cultura ciclista. Una hora por dentro de la historia de una carrera que ya tiene más de cien años y en la que se ha acuñado hasta una definición, el espíritu indestructible del Flandrien, el que avanza cueste lo que cueste.
Ese iba a ser nuestro objetivo para día siguiente. Pero antes reparto de dorsales, charla, briefing, preguntas, dudas y todo claro para cargar pilas con el buffet libre del Hotel Leopold Oudenaarde y velar armas para la Ronde Van Vlaanderen Cyclo.
SÁBADO. TOUR DE FLANDES CICLOTURISTA
Lo de velar armas no era una versión figurada. Los más madrugadores ya tenían preparado el desayuno a las 04.30. Hora obligatoria para coger el bus camino de Amberes. Allí comienza la versión más larga del Tour de Flandes cicloturista. 237 kilómetros con 2.200 metros de desnivel y fuegos artificiales para amenizar una salida impresionante. Para allá marchó Héctor junto a Luis, Goyo, Alberto, el Flaco, Ekaitz, los dos Raúl y Manuel. Este año sin lluvia y con frío contenido, el que puede haber en Bélgica a las siete de la mañana el último día de marzo.
La versión de 175 kilómetros en Strava >
Para el resto la versión de 175 kilómetros con 2000 metros y un madrugón menos. Solo a las 07.00 para ir camino del Qubus y arrancar a dar pedales junto a Fernando Echeverria, unos de esos ciclistas con los que es fácil hacer amistad. Pedaladas a la orilla del Scalda y rumbo a Wolvenberg para la subida inicial. Aunque la primera ‘piedra’ de toque es Ruiterstraat. Adoquines planos para entrar en calor y es que los adoquines son una calefacción natural. Solo hay que intentar ir rápido para subir las pulsaciones a 170 y dar al cuerpo grados de temperatura. Previo a Molenberg, uno de esos muros que enamoran con su molino en lo alto. Olor a ciclismo antiguo.
Más adoquines planos. Paddestraat y Hagoek antes de entrar en Leberg y coger el desvío hacia la historia. Primero el Tenbosse y después EL MURO. Si, en esta edición ya habían incluido al Kapelmuur en el tramo oficial. Unas gotas de agua antes para hacer más épica la subida. Eso sí, seca y practicable. Curva de las cocheras, recta, curva del bar, imagen de Cancellara atacando a Boonen y la capilla. Foto obligada y a seguir rodando.
Desde Kappelmur a Valkenberg hay un terreno de falsos llanos con carreteras de cemento en los que poder rodar en gruppeta, dar relevos, ir rápido y disfrutar del ciclismo en unos lugares donde se ha escrito la historia. Eikenberg, con la obligación de rodar por el centro del adoquin y rumbo a Oudenaarde. Paso por el hotel (está en mitad del recorrido) y a recuperar fuerzas en el avituallamiento. Galletas de miel, bollos, plátanos, gofres, música a todo trapo y minutos de sol para quitarse las perneras y lucir piernas. Koppenberg pide ir decente. Barro a la derecha. Ejercicio de equilibrio hasta que el vecino pierde el equilibrio. Toca andar. Es el tributo que hay que pagar por subir en la marcha.
Y desde allí al adoquín plano de Mari Borrestrat, la subida a Steenbeekdries y el descenso de adoquines que es la feria del componente ciclistas y un lugar ideal para probar la resistencia de la bicicleta y de las manos. Giro a la izquierda por las vías del tren y a por el Boonenberg (Taaienberg). Adiós escapatoria. Siempre por el centro. Kaperij y Kanarienberg para entrar unos kilómetros en Valonia y volver a Flandes por Ronse con agua y avituallamiento.
Desde ahí quedaba la parte más reconocida por los aficionados, los 30 kilómetros finales. Kruisberg, Hotond, Karnemebeelkstrat, chupito de Red Bull y Oude Kwaremont. Penúltima estación antes de Paterberg. Allí subir encima de la bicicleta ya es un reto. El 70% caminando. Conseguimos superarlo. Carlos, Raúl, Marc, Jaime, David y al que escribe les toca volar camino de la meta del Tour de Flandes. Cambios de ritmos. Ataques. Flandes exige pleitesía y espectáculo. Honrar a los héroes.
Qubus, fotos, masajes, paso por la plaza de Oudenaarde para ver la presentación de los equipos femeninos y retorno al Hotel Leopold. Cervezas para celebrarlo mientras van llegando todos. Historias, anécdotas, momentos, sensaciones. Horas de charla ciclista con una cerveza flamenca. Pocas cosas pueden haber mejores para un grupo al que la bicicleta es su pasión.
DOMINGO. TOUR DE FLANDES PROFESIONAL
El domingo tocaba ver a los profesionales volar sobre los adoquines. Un día de friquismo puro. Lo primero, a las furgonetas y rumbo a Amberes a la presentación oficial. Que es algo así como un espectáculo de música y rock star. En este caso con los ciclistas en forma de estrellas. Sagan, Van Avermaet, Kwiatkoski, Gilbert, Teptstra, Van Aert, Cortina… todos tienen que pasar por la alfombra amarilla de más de dos kilómetros para ir al control de firmas. Pero mejor que contarlo, es verlo en vídeo.
Y después más de 70.000 personas a ver la salida oficial de la carrera. Justo en el puerto de Amberes. Esta vez con lluvia y con frío. Da igual. Flandes es apasionante también para los ciclistas. Chubasqueros, botines, guantes, chaquetas no rain. Vestidos de invierno de pies a orejas. Pero aún así felices de poder estar en la carrera con más pasión del calendario. Hasta tenemos la suerte de poder hablar con dos protagonistas en directo. Héctor Carretero y Jorge Arcas, del Movistar Team.
Y ahora rumbo a Oude Kwaremont. Fan Zone con todo lo que necesita el aficionado. Comida, bebida, música y más de 20.000 personas gritando cada vez que pasa la carrera. Tres veces la competición masculina y una más la femenina. Decisivo. A solo 15 kilómetros de la línea de meta. Aficionados de todas las nacionalidades que nos miran raro cuando nos desgañitamos en el segundo paso animando a Iván García Cortina. Hará historia, pero ya la ha hecho pasando en cabeza por Kapelmuur y Kwaremont. Dentro de unos años podremos decir que lo vimos a pie de adoquín.
La pantalla gigante nos canta el ataque de Nibali en Hotond, el remache de Tepstra que ya pasa en cabeza por delante de nosotros en Oude Kwaremont. Detrás todos los favoritos por la escapatoria de tierra. Giro a la cabeza para ver la pantalla gigante. Paterberg solo da unos segundos de gloria a Sagan. En meta gana otro Quick Step. Nosotros ya hemos vencido. Queda volver al Hotel para celebrar nuestro Tour de Flandes, viajar el lunes a disfrutar en Gante y cargar el avión del buen rollo que hemos vivido durante todos estos días.