QH 2017 consejos, sensaciones y fotos para entenderla por dentro. La Quebrantahuesos aglutina a ocho mil ciclistas todas sus ediciones. Ellos ponen todo su alma para superar el reto del Somport, Marie Blanque, Portalet y Collado de la Hoz. Nosotros queremos que la conozcas, que sientas lo que sucede ahí dentro como lo hacemos nosotros. Por eso hemos editado estas diez fotos con consejos y sensaciones de lo que ocurre ahí dentro. Seguramente coincidirás con muchas de ellas.
LA FERIA
Lo que no encuentres sobre ciclismo en la Feria de la QH… es que no existe. No lo decimos nosotros, es el sentir popular de todos los cicloturistas que hacen la Quebrantahuesos. El viernes previo a la marcha en la zona de recogida de dorsales de abre la Feria QH, que reúne a más de medio centenar de empresas y expositores del mundo de la bicicleta. Puedes encontrar desde productos de nutrición par completar tus ansias de última hora, a equipaciones para estrenar el la QH, cascos, bicicletas último modelos, cremas, zapatillas… la zona de animación QH por la que pasan los ex ciclistas invitados de cada edición (Indurain, Basso, Perico, Beloki…), pero sobre todo, vas a ver a los cicloturistas con los que has compartido kilómetros el resto del año. Irás para recoger el dorsal… y se te pasarán las horas recorriendo los stands. Es uno de los encantos de la Quebrantahuesos, lograr reunir a casi todo el cicloturismo patrio durante unas horas.
LA CENA CON AMIGOS
Si algo ha distinguido a la QH durante años es su carácter popular. Las maletas y para Sabiñánigo. Esa ha sido la frase que durante años se ha repetido en muchos clubes de nuestro país. Grupos de amigos en masa para pedalear y afrontar el reto de la QH. Viaje, hotel y sobre todo la cena. Además, bien diferenciadas. El viernes todo es pasta, pollo, Marie Blanque, el tiempo, qué ropa me pongo, te voy a meter 10 minutos, entonces vamos todos juntos ¿no?. El sábado batallitas, lo largo que es Portalet, trae otro chuletón y otra cerva, entonces acabamos con Gin Tonic…
LA SALIDA
Quizás el único momento de tensión de la QH. Implicar madrugar, desayunar y estar antes de las 07.30 en Sabiñánigo. Nervios usuales antes de dar el chupinazo de salida. Pero una vez que todo está en marcha se relaja. La salida por cajones dependiendo del tiempo empleado en ediciones anteriores fue el gran acierto de la QH. Ciclistas de similar nivel en grupos similares a velocidades similares. Salir de Sabiñanigo y recibir el apoyo de todos los familiares que se encuentran en las calles casi sin dar un pedal. Ánimos para guardar en la mochila y afrontar los 200 kilómetros que todavía quedan por delante.
¿LLANEAMOS POR JACA?
Pues sí. La QH tiene 3.500 metros de desnivel, 200 kilómetros… y algún tramo llano. Es el inicial que lleva hasta Jaca. Terreno más o menos plano que cada cual afronta con su filosofía. Los que salieron delante a mantener la posición y a procurar que no les de mucho el viento. Los que salieron más atrás y quieren mejorar tiempo a coger ritmo y una buena grupetta. Y a los que solo quieren acabar dignamente… a disfrutar del único terreno asequible de toda la marcha. Es lo mejor de la QH, cada cual tiene su forma de ver la marcha y caben todas.
EL SOMPORT… Y SU LARGO DESCENSO
Te sonará raro cuando lo escuches, pero sí en el Somport se baja más que se sube. ¿Cómorrr? Solo hay que echar mano del libro de ruta. La subida a Somport de forma continua arranca en el kilómetro 39 y se corona en el 48 (justo en la frontera con Francia), lo que supone 9 kilómetros de subida. Y después… largo descenso hasta el 88 que empieza Marie Blanque. Total 40 de bajada en los que, si quieres, no puedes dar ni un pedal. Eso sí, son los Pirineos, a primera hora de la mañana y hace fresco en las bajadas. Por lo que hay que abrigarse. Desde los manguitos y chaleco de las ediciones más cálidas… a la chaqueta de invierno, botines, guantes y chubasquero de las ediciones más frías. Y, sobre todo, cuidarse en las curvas que el asfalto en Francia está igual de duro que en España.
MARIE BLANQUE FEROZ
Por nombre, apellidos, desniveles y números… el Marie Blanque es lo más duro de la QH. No hay dudas. Pero no es decisivo, a menos que intentes subirlo como si la meta estuviera en su cima. Suena a Tour de Francia y por eso exige respeto y seriedad. Es más, cuando afrontes los cuatro últimos kilómetros no oirás ni una voz. El pelotón se hunde en silencio y agacha la cabeza para sufrir lo menos posible. Se trata de eso. Con cuatro kilómetros con rampas por encima del 10% no hay opción de descansar. Sólo remar y remar. Ritmo, ritmo y ritmo para no pasar el límite. Ahorrar fuerzas.
PORTALET ETERNO
Más largo que un día sin pan o una feria sin dinero. Tú eliges la comparativa. Tanto, que en su transcurso hay dos avituallamientos y otro nada más coronarlo. El Portalet si es el verdadero juez de la QH. Aquí los minutos se transformar en horas si llegas con la forma justa. Casi 30 kilómetros mirando las montañas y el retorno a Sabiñánigo. Primero suave, con falsos llanos, con algún descenso… y después ocho kilómetros crueles si te duelen las piernas. Agonía que se incrementa si al viento le da por soplar de cara. Durante la ascensión repites una y otra vez por qué viniste. En la cima ya quieres volver a la edición del año siguiente.
PUNTILLA EN LA HOZ… Y CARTIRANA
Los tiempos cambian y también la QH. Antes La Hoz de Jaca era el último punto de sufrimiento. Dos kilómetros por encima del 10% y un tramo final en cemento. La puntilla para los que iban mal y una opción de ganar posiciones a última hora para los que se habían sabido regular. Un desvío en el camino recto hacia Sabiñánigo que provocaba más de un dolor de piernas pero una recompensa moral al coronarlo. Ahora… no. Después del largo descenso queda el último repecho en Cartirana. Sólo un kilómetro al 6%, pero cruel cuando ya se ha sobrepasado los 190 y las piernas piden piedad a gritos.
LA META
Cuando algo te gusta mucho, no quieres que se acabe nunca, ¿verdad? Bueno, esta afirmación no es aplicable al cicloturismo y a la QH. Con 200 kilómetros en las piernas tampoco viene mal cruzar la línea de meta, levantar los brazos, dejar de dar pedales un rato y buscar un plato de fiedua. La recompensa del reto conseguido y el subidón cuando subes tu foto a las redes sociales y se lo cuenta a la familia y amigos hace el resto. Porque la QH también es eso. Transciende al ámbito social. Saldrá en los periódicos, en las radios, en la tele… y hasta el que no sabe nada de ciclismo te preguntará por ella.
LA FIESTA… Y EL RETORNO
Unas veces porque se ha mejorado tiempo. Otras porque la temporada ha sido dura. Muchas por el tiempo dedicado a ello. Algunas por la barra libre de cerveza de la meta. Pero el final de la QH casi siempre es una fiesta. Abrazos entre los compañeros de grupeta, subidón de moral, saludos a los que han rodado contigo en ruta… y tiempo para descontar lo que falta para la siguiente edición. Porque los números no mienten. A la QH siempre se vuelve.