Un vídeo confuso y otra vez a hablar de la polémica de los motores en las bicicletas de La Vuelta. Vuelven a surgir los rumores sobre los tipos de motores posibles. Que si dentro del cuadro, que si ruedas magnéticas, que si en el buje de la rueda… Lo único cierto hasta ahora es que se realizan cientos de controles diarios y solo han detectado una bici en competición oficial. Mientras que se demuestre lo contrario los auténticos motores de las bicicletas de La Vuelta son de carne, hueso y un desarrollo muscular que es la envidia de cualquier cicloturista.
Hay dos cosas que siempre mira un ‘globero’ como nosotros cuando se acerca a La Vuelta. Por una lado las bicicletas de los equipos profesionales (que son el auténtico objeto de deseo de cualquiera) y por otro las piernas de los ciclistas, trabajadas y esculpidas durante años y que reflejan la dureza de un deporte como el nuestro.
Las piernas de Woods, del Cannondale.
Siempre hay una teoría. A mayor desarrollo muscular con menor proporción de grasa, mejor rendimiento del ciclista que posee semejantes palancas. Por suerte el ciclismo no son matemáticas y no siempre es así.
En las largas piernas de Froome o Sander Armee cuesta encontrar un músculo definido. Son auténticos palillos de piel casi adherida al hueso. Igual que las de Bardet o Más desarrolladas están las de Alberto Contador, aunque no llegan, ni de lejos, a las mazas de un ‘bajito’ escalador como Miguel Ángel López, que rompe todos los esquemas. Y ni que decir tienen los músculos del rodador del Caja Rural Diego Rubio y del doble ganador de etapa Marczynski.
Además del músculo, las venas marcadas también suelen dar una sensación de ciclista en forma. Las de Luis León Sánchez, Pellizotti, Woods o Enric Más cantan por ser ‘el mapa de carreteras de la DGT’, que diría el bueno de Joseba Beloki. Y entre medias siempre están las cicatrices provocadas por las caídas. Como las rodilla izquierda destrozada de Zakarin.
