Miguel Ángel López (Astana) es uno de los pocos escaladores puros que quedan y que recuerdan a los ‘escarabajos’ de los años 80 y 90. Es valiente en carrera, no le gusta mirar potenciómetro y cuando arranca en un puerto se fija en las piernas porque «los números no siempre dicen cómo vas realmente. Además, prefiero no quedarme con la duda de que hubiera pasado en caso de atacar». Con solo 26 años Superman López ya ve demasiado profesionalizados a los jóvenes que llegan a los equipos World Tour.
– ¿Por qué en 2020 toca ir al Tour de Francia?
– Lo ha elegido el equipo. Siempre he estado abierto a las decisiones que toman ellos. Lo han puesto y vamos a trabajar. Es un Tour muy llamativo para mí. Hay mucha montaña y la crono está en la tercera semana y acaba en subida. Me motiva. Pero primero iré con calmita. Quiero disfrutar la carrera porque nunca he corrido allí.
– ¿Qué es lo que te han dicho los compañeros sobre el Tour?
– Que en la primera semana se va muy rápido. Es duro. De todas formas hay que ir para conocerlo.
– Lo que está claro es que, con lo valiente que eres en carrera, algún día lo vas a intentar.
– (Risas) Seguro seguro. Por lo menos algún día vamos a intentar montar el lío.
«Cuando arranco miro mis piernas, no los vatios»
– Esa valentía en la montaña, la has pagado en 2019 en el Giro y en La Vuelta.
– No creo. Yo soy así. Siempre que puedo ataco y no me lamento luego. Prefiero intentarlo y fallar a estar luego lamentándome por no haberlo intentado. Cuando arranco miro lo que mandan las piernas, no los número del potenciómetro. Si vas mirando eso lo mismo no atacas. A veces te marchas con pocos números y otras con muchos números no marcas la diferencia. Depende de la situación
– Con respecto al 2018, ¿Qué le faltó en el Giro y en La Vuelta?
– No lo se. Iba bien, tenía buen equipo y buen respaldo. Para hacer podio todo tiene que encajar como un ajedrez. A veces falta algo y no cuadra. Unas veces suerte, otras veces algunas caídas, como la de Andorra en La Vuelta. Pero bueno, son cosas de carrera.
– La Vuelta 2019 fue divertida en ese aspecto. No solo había que subir rápido, sino tomar decisiones de equipo como el día de los abanicos en Guadalajara o el de la caída de Toledo.
– A veces algunas decisiones tácticas pueden cambiarlo todo. En ese momento no sabíamos si lo estábamos haciendo bien o mal. Algunos días ayudamos a Roglic y otros necesitábamos que nos ayudara su equipo y no lo hizo. Son cosas de carrera, pero cuando en caliente piensas mil cosas.
«Me fastidia que el equipo trabaje para mí y yo no obtenga resultados»
– Además del Tour, para 2020 te ves disputando otro tipo de carreras con opciones de victoria, como Flecha Valona o Lieja.
– Me gustaría probar porque no se como andaría en ellas. Ya sea para trabajar para Jakob y aportar algo. No les diría que no. Me gustaría conocerlas y que el equipo me llevara allí. Sobre todo las sensaciones de una carrera como Lieja.
– ¿Qué tal marcha la Wilier con freno de disco?
– Por ahora bastante bien. Cuando el piso está mojado frenan bastante. Cambia la sensación. Se puede bajar con más seguridad. Con zapatas a veces te duelen las manos de bajar cuando está mojado o hace frío. Habrá que probarlas en carrera.
– Pero si estás subiendo un puerto y suena el disco y no puedes abrir la zapata para que no suene..
– Pues si eres flojo mentalmente te vienes abajo porque estás perdiendo vatios. Es quizás el gran problema.
– ¿La mente del ciclista necesita mucha psicología en competición? Lo digo por la foto que te captamos en la llegada a Los Machucos con la doctora Ortolano.
– Ese día esperaba sacar tiempo y lo perdí. Pero lo que más me fastidió es que el equipo había trabajado como animales por mí y no conseguí nada. Eso es lo que más me machaca. Al final pasa. No estamos jugando a un videojuego. Somos humanos y podemos explotar. El trabajo de los auxiliares ayudar a dar tranquilidad en medio de la batalla. A veces el ciclista se queda con los resquemores de la competición y el auxiliar te ayuda a olvidarlos.
«Ahora llega un chaval joven y casi tienes que aprender de él»
– ¿Por qué ya no hay equipo World Tour que no tenga un colombiano en sus filas?
– El ciclismo colombiano viene creciendo mucho y los jovenes vienen andando mucho. Son muy profesionales desde pequeños. Llegan a sub-23 y vuelan. Desde que yo llegue esto ha cambiado. Yo lo hice de forma tranquila, aprendiendo, ahora hay casi que aprender de ellos. Ya son muy profesionales. Desde juveniles trabajan con la dieta, la preparación, la alimentación. Yo todavía estoy tratando de organizarlo.
– ¿Eso explica que Bernal haya podido ganar el Tour siendo tan joven?
– No se si será por la dieta o no o el aprendizaje. El tampoco viene de escuelas de ciclismo sino del Mountain Bike. Lo que tiene es mucho motor y un equipo que le ha ayudado. Además se le dieron unas circunstancias muy buenas.
– ¿Tendrá Colombia un equipo World Tour? O después de la desaparición de Manzana Postobón es todo más complicado?
– Creo que no es fácil. Algunos ciclistas no toman conciencia de que hay que entrenar y prepararse bien para hacer grandes cosas. No se cuanto faltará para que salga un equipo así en Colombia. Ojalá se haga. Entre los ciclistas colombianos es impensable montarlo. Somos casi todos escaladores. A ver quien iba a trabajar para quien. Todos querríamos ser líderes. Incluso los sprinters como Gaviria y Hodge.
– Durante el Mundial de Ponferrada coincidí en una conversación con Manolo Saiz y Vicente Belda que le decían que en cuanto llegase a su nuevo equipo debía hacer lo mismo que Purito en la Once, atacar el primer día al líder, en este caso Nibali en Astana. ¿Lo hizo?
– (Risas) Creo que no, pero porque estábamos en grupos diferentes de entrenamiento. Siempre se hacen tres grupos de entrenamiento, los que van a correr el inicio de temporada, los que van al Tour y los que van al Giro.
«Al ciclismo de ahora le faltan valientes»
– Cuando empezaste en Astana, ¿Te veías haciendo podio en una grande?
– Siempre he sido optimista. Así que si me veía con opciones de al menos disputarlo. He estado en la pelea y no he podido todavía ganar una grande. Pero estoy en el camino.
– A veces llega un punto en la carrera en el que hay que elegir si seguir pensando en la general o ganar etapas.
– Las dos cosas es complicado. Cantar y silbar no se puede. Cuando te centras en la general es raro ganar una etapa. Y tal como está el ciclismo actual, con tanta tecnologia. La gente se centra con su garmin o su srm y se mira mucho abajo. Faltan ciclistas valientes y la magia que tenía el ciclismo 10 o 12 años atrás. Cuando había ataques a 80 kilómetros o de salida. Ahora a los últimos 500 metros. A mi me gustaría, pero hay que ser consciente de que está todo tan controlado que si explotas puedes perder 20 minutos y tener que pensar solo en etapas.