La Lieja Bastogne Lieja 2018 ha sido una de las ediciones más duras de los últimos años. Quien se piense que en las Ardenas hay un metro llano… se equivoca por completo. Durante 275 kilómetros, la distancia a cubrir en la versión más larga de la cicloturista, no encontramos ni uno. Tampoco el viernes entrenando en Saint Nicolas y Ans con Valverde, Alaphilippe, Gilbert, Jungels y compañía. Trazas una línea desde Lieja hacia el sur y vayas por donde vayas hay cuestas, de todos los porcentajes y desniveles, pero siempre hacia arriba o hacia abajo. Toboganes de no más de cinco kilómetros, pero que acaban sumando 4.300 metros de desnivel, lo mismo que una etapa de alta montaña. Por eso, en la Decana, estamos casi como en casa.
– GIRO DE ITALIA EN ROMA (25-28 DE MAYO) >
Para la aventura de la Lieja Bastogne Lieja nos juntamos una grupetta de una docena de ciclistas. Entrenados, eso sí, porque a Lieja no se puede venir con los deberes sin hacer. La versión de 155 kilómetros acumula casi 3.000 metros de desnivel, casi lo mismo que una QH y con 50 kilómetros menos. Eso sí, con tranquilidad, pausa y los gofres de los avituallamientos todo se lleva mejor. Llegar a meta es un triunfo tanto físico como psicológico. Y lo saben hasta los ciclistas profesionales, que sufren la Lieja temporada tras temporada. Por eso el domingo, cuando te encuentras en la salida con Carlos Verona, Jesús Herrada o Erviti te preguntan que tal te fue y como estás tan loco de meterte en estos fregaos.
Se llama pasión por el ciclismo, por la historia y por la épica. Nuestros ídolos van en vehículos de dos ruedas y visten maillots de lycra. Qué le vamos a hacer. Pedalear junto a ellos un rato es un privilegio. Una foto, un vídeo, un momento, una charla, un chascarillo. Si ya lo haces en el último repecho de Lieja y con el hombre que ha ganado allí cuatro veces, pues la felicidad se multiplica. Los esfuerzos hechos hasta llegar allí merecen la pena. Siempre podrás decir que subiste Ans con uno de los reyes de Lieja. Con Alejandro Valverde. Con parte de la historia de la carrera más antigua del mundo.
PRE LIEJA BASTOGNE LIEJA… A RUEDA DE VALVERDE… Y JUNGELS
Pocas veces 28 kilómetros de ruta con semáforos y paradas habían dejado tan satisfecho a un grupo de ciclistas. La aventura había empezado horas antes en el aeropuerto. Traslado a Lieja para montar en bici y disfrutar del sol y los inesperados 25 grados de las Ardenas. Un verano extraño después de dos ediciones con frío y agua. Pero mucho frío y mucha agua. Por eso no hizo falta ‘obligar’ a Pedro, Xavier, Víctor, José Manuel y Ángel a ponerse el maillot y salir a rodar. Era nuestro ‘privilegio’ antes de que llegase el resto del grupo. Jordi, Josep, Gerardo, Dani, Jaime y Gerardito estaban todavía en camino.
Los deberes de todos los años antes de Lieja. Atravesar la ciudad para salvar el tráfico en busca del repecho adoquinado de la estación (se llama Coitenberg y tiene una media del 13%), seguir hasta el cruce de Saint Nicolás y desde allí descender la cota de los italianos. Nada más empezar a bajar, Benoot, Wellens, Vanendert y todo el Lotto en sentido contrario. Al llegar abajo las chicas del Alé con Ane Santesteban, así que acelerón para poder compartir con ella unos minutos (es una de la más simpáticas del pelotón). Foto en la cima mientras pasan las chicas del Trek y descenso en busca del tramo adoquinado y la Cota de Ans.
Allí todo se dispara. Primero los Quick Step con Alaphilippe, Gilbert, Jungels y Más. Van tranquilos y se puede coger rueda, incluso bromear cuando Taraamae, del Direct Energie, confunde a Angel con Froome (vestido de blanco Sky la verdad es que da el pego), por detrás los Movistar con Valverde a la cabeza. Charleta y bromas a Pedro por su maillot de Ibiza. Giro a la izquierda y sprint para llegar al semáforo de la línea de meta de Lieja. Sin la parafernalia pierda vistosidad y épica. Da igual. Sabemos lo que significa. Lo mismo que los vídeos y las fotos con ellos. Un momento único.
En realidad estábamos haciendo lo mismo, reconocer el terreno días antes de pasar por allí. Ellos en competición y a todo trapo. Nosotros a sobrevivir y midiendo los esfuerzos para no llegar fundidos a la línea de meta. Casi estamos deseando llegar al hotel para, sin ni siquiera llegar a la ducha, contar a todo el mundo lo que hemos vivido. Envidia en redes sociales y grupos de whatsapp. Así es el ciclismo.
Toca descansar, estirar las piernas, ponerlas en alto en la habitación y sobre todo cenar. Hay que meter energía al cuerpo para la paliza que espera el sábado. En el Hotel Ramada Plaza se portan con nosotros como si fuésemos profesionales. Buffet de calidad con pasta, arroz, carne, pescado, verduras, ensalada, postres… dan ganas de rellenar el plato dos y tres veces. Uno de los placeres ciclistas. Comer para después gastar.
SÁBADO. LIEJA CICLOTURISTA… CON OLOR A VERANO
Lo bueno de Lieja Bastogne Lieja es que la salida está a solo un kilómetro de nuestro hotel. Por eso puedes levantarte sin madrugar demasiado y disfrutar de buffet de desayuno. Y esta vez sin mirar a la calle para ver qué temperatura hace. Las previsiones dan calor…y de salida hay 15 grados. Eso sí, con 275 kilómetros por delante conviene no descuidarse demasiado. Se puede salir desde la 06.30 hasta las 07.30… nosotros a las 07.15, que todavía hay que seguir comiendo.
La Lieja Bastogne Lieja en Strava >
Y si alguien se había pensado que lo de las cuestas de las Ardenas era un mito, pues ya sin salir de Lieja se suben dos o tres. Repechitos que se van haciendo más largo conforme vas avanzando al primer avituallamiento. Allí, con la tontería, en 45 kilómetros has acumulado 600 metros de desnivel, y son los más llanos de recorrido. Toca despedirse de Pedro, Angel, Josep, Jordi y Xavier, que han optado por la marcha de 155. A ellos les queda mucha tela por cortar, a nosotros, Gerardo, Gerardito, Jaime, Josete, Víctor y el que escribe un telar entero.
Antes de llegar a Bastogne subimos la Cote de Boneure, que sustituye a la habitual Roche en Ardennes. No tiene nada que envidiarle. Suma metros de desnivel. En el avituallamiento hay que seguir cargando líquidos y solidos. Solo estamos en la fase de calentamiento. 96 kilómetros y 1.600 metros de desnivel. Salir de Bastogne supone subir un repecho de esos largos y que casi siempre tienen viento de cara. Giro a la izquierda y bajada pronunciada. Antesala de la Cote de Saint Roche. Primera pared del día con sus 20% de desnivel en muchos tramos.
Hay que seguir remando por los falsos llanos de las Ardenas antes de llegar a Gouvy. Allí está Dani con la furgo de apoyo y avituallamiento extra. Ánimos y a dejar toda la ropa que ya sobra. Verano total. Casi hace falta crema para protegerse del sol. Lo nunca visto. Falso llano. Uno de tantos que pican hacia arriba. Para pasar el ecuador de la marcha. 137 kilómetros que dicen que llevamos 1.800 metros de desnivel… pero que faltan por subir nueve de las once cotas con nombre y más de 2.500 metros.
Giro a la derecha para adentrarnos en el bosque y ascender a Mont le Soie. Largo, pero sin grandes desniveles. Sirve para iniciar el giro hacia Spa para evitar Stavelot (donde está Stockeau, la cima de Eddy Merckx). Después casi de improviso la pared de la Cote de Pont y casi seguido Bellevaux para bajar a Malmedy y descansar un rato en el avituallamiento. Gofres, plátanos… pero sobre todo los bocatas que Dani ha comprado en el supermercado. Cualquier extra viene bien para que nos queda por delante. Porque la Lieja empieza ahí, en el kilómetro 180 y con 95 por delante.
Lo primero la Fermée Liberté. Una pared de un kilómetro y 300 metros con un desnivel medio del 15% y picos del 22%. La bici se para y las piernas piden clemencia. Molinillo, poesía y lo que sea. Cualquier cosa para superar una cota que entró en la historia de Lieja hace solo un año pero que es, con diferencia, la más dura de todo el recorrido. Los kilómetros siguientes van alrededor del circuito de Spa. Sin cotas puntuables pero con repechos de quitar el plato.
La montaña no vuelve hasta el enlazado típico de Lieja. La Rosier, larga y metida en un bosque, y Maquisard, con un inicio imposible y que se va suavizando poco a poco hasta acabar en un falso llano. Es el lugar ideal para soltar piernas y dejar la bici correr cuesta abajo hasta Remouchamps. Allí se agolpan las imágenes que tantas veces hemos visto. El viaducto de la autovía, el nombre de Gilbert y Schleck pintado en el asfalto, la placa a mitad de la subida, los desniveles imposibles. Es La Redoute, la seña de identidad de Lieja. El Kapelmuur valón. El orgullo de la región. El lugar donde los aficionados se aplastan para ver a sus ídolos.
Por allí subimos. Entre caravanas preparadas para la carrera de domingo. Oliendo a salchichas y cerveza porque ya pasó hace rato la hora de la comida. Es la Lieja sales… y el tiempo pasa sin saber cómo. Hay que apretar de lo lindo para que los vatios empujen a la bicicleta hacia arriba. La antena marca el camino y la coca cola, los frutos secos y la tarta que nos tiene preparado Francesco (Bike Division) ayudan a seguir recuperando bríos.
Último avituallamiento en Sprimont en mitad de un repecho, como no. Y rumbo a Roche Aux Falcons. Otra pared que no termina en llano, sino que sigue ascendiendo hasta coronar la montaña del Campus Universitario de Lieja. Dureza extra que al día siguiente aprovechó Jungels para abrir el hueco que sería definitivo. Para nosotros es remar y remar. Todavía hay otros dos repechos antes de la bajada que te deja en el campo del Standard de Lieja. Desde allí es terreno conocido. Pero Saint Nicolás no se sube igual con 15 kilómetros en las piernas que con 260, que se dice pronto.
Cuesta alcanzar la pizzeria ArcoBaleno. No en vano es la cota de los italianos. Repleta de banderas de inmigrantes que ya no volvieron. Bajada y Ans. El lugar donde casi todo acaba. Larga, eterna si te has dejado las fuerzas por el camino. La cima te dice que ya has sumado más de 4.300 metros de desnivel y que ahora todo es cuesta abajo hasta Halles des Foires, allí donde acaba la cicloturista. Donde el Garmin marca 275 kilómetros y 5.300 calorías. Medalla y empezamos a echar cuentas de todo lo que hay que comer para recuperar esto. Son más de las siete. Han sido 10.30 de bici. El hotel está a dos minutos… ducha y a cenar. Que se preparen los de buffet del Hotel Ramada.
DOMINGO. LIEJA BASTOGNE LIEJA PROFESIONAL
Después de hacer Lieja y cenar como si se hubiese acabado la comida, en el desayuno del día siguiente apetece seguir comiendo. La bici da hambre. Para el domingo hicimos dos grupetas, Angel, Dani y Jaime se fueron a rodar hacia Maastricht y Valkenburg para conocer el Cauberg, y el resto camino de la salida de la carrera profesional en la Plaza de Saint Lambert, a poco menos de un kilómetro del hotel. Sol, ambiente y… desayuno gratis para todos por invitación de la Provincia de Lieja. Ufff, más café, grofres, napolitanas, croisants… y para los más hambrientos incluso huevos revueltos y guisos locales.
Sitio ideal, charla con David García, jefe de prensa de Movistar… y a ver pasar a los ciclistas. Esta vez ‘luciendo’ modelos de bicicletas ultraligeros. Adiós a los aeros y las gran fondo de Flandes o Roubaix. Aquí se toma como una etapa de alta montaña y para ello se necesita bicis de poco peso y algún piñón del 28 para afrontar las rampas más duras. No hace falta que nos cuenten lo que ahí por el recorrido. La sensación, las uniplato 3T del AcquaBlue, con una piña mayor que el disco.
Da tiempo para que Jesús Herrada y José Herrada hagan un paréntesis en su preparación y nos cuenten cómo creen que va a ser la carrera y se interesen por la locura de la Lieja Challenge que hicimos ayer. Análisis desde dentro. Para que Erviti nos hable de cómo está Alejandro y de las opciones de Movistar (y de su trabajo en esta Lieja Bastogne Lieja). Para que Landa se acerque para hacerse una foto. Para que Carlos Verona nos pregunté que tal nos fue la cicloturista y pare a Omar Fraile para que también se haga una foto con nosotros.
Dentro de un rato los veremos a todos en una de las cotas míticas del Lieja. Saint Roche, en Houffalize. Allí donde el pueblo se echa a la calle para llenar el muro de banderas valonas. El lugar donde no cabe un alfiler pero siempre hay un pequeño hueco para alguno más. Escapada y después del grupo de favoritos. Alguno sufriendo a cola cuando todavía faltan más de 150 para la resolución. Nuestro premio por bajar allí son las salchichas, cerveza y patatas fritas típicas del lugar.
De ahí a meta. Esta vez a solo 25 metros de la línea que coronará a Jungels cuando todos esperábamos a Valverde. Las pantallas gigantes nos van contando lo que pasa. La Rosier. Los cambios de ritmo en La Redoute. Los ataques de Roche Aux Falcons. Los intentos de Saint Nicolás. Y en unos segundos todos en Ans y delante de nuestros ojos. Y de allí a ver el trabajo de los auxiliares limpiando y empaquetando todo. En dos horas más de medio pelotón estará ya en el aeropuerto camino de Romandía o de casa. La vida estresante del ciclista.
A nosotros nos quedan unas horas en Lieja. Nuevo menú de cena en el Ramada Plaza para ir agotando anécdotas, que el día ha dado para mucho. También para empezar las despedidas. Primero entre el grupo, que se ha hecho casi inseparable durante tres días, y después para nosotros, que dejamos Flandes y las Ardenas de retorno a Madrid. Ahora a pensar en las montañas, a guardar balas para la edición de las Clásicas del Norte 2019… y esperar el recorrido del Giro de Lombardia 2018, que también iremos al último monumento de la temporada.