La belleza en la Vuelta a España 2014 no sólo hay que buscarla entre las azafatas. Aunque es cierto que es el lugar más fácil para encontrarla. Se puede percibir en los demarrajes de Contador, la fuerza al sprint de Valverde y Purito o la cadencia (que no el estilo) de Froome. Es belleza ciclista. Destinada a embebidos de este concepto. Para el público general, montañas, valles, mares y paisajes, de los que nos han faltado ningún día.
Para nuestros australianos es un constante bombardeo de imágenes, paisajes y sensaciones. Desde las lejanas montañas cortas y verdes de Donosti a los parajes de Cabárceno con sus animales, el embalse de Riaño pegado a La Camperona, la magnitud de los Picos de Europa en Lagos y el Torno o la niebla, el mar y el monte de Baiona, nuestro destino para la etapa de descanso.
Lo mejor es que para verlo todo hay que circular en bicicleta y sufrir por sus carreteras. Hay que dejar gotas de sudor para que hacer ‘top’ en la cima suponga un triunfo independientemente de la velocidad a la que se haya subido. Es más, si vas deprisa sólo ves tubular y asfalto, como decía ‘Purito’ Rodríguez en un tweet desde La Camperona. Es la gran ventaja de los cicloturistas sobre los profesionales, que todavía se pueden parar en una cuneta a fotografiar lo que ve.
Y también hay belleza con el reencuentro ¿no? Si este blog fuese una serie norteamericana saldría ahora una voz en off diciendo eso de: «En el capítulo anterior…». Pues los que lo leyeran sabrían que Scott Sunderland arrebató a mi amigo Dani Clavero una Vuelta al Bidasoa. Así que tuve que preparar todo y unir destinos. El día elegido fue la salida de la etapa de La Farrapona, en San Martín del Rey Aurelio.
Los que hayan estado ya saben lo que es eso. Miles de colores, bicicletas, 20 equipos profesionales, ambiente ciclista y un montón de gente del mundo. Sencillo para hablar con Henar Calleja sobre sus trabajos en Skoda, presentar a Juan Mari Guajardo a los australianos o preparar a Dani Clavero para ‘La Foto’ del reencuentro. Fueron pocas palabras. Sencillas de entender para dos hombres que unieron destinos hace muchos años y que ahora vuelven a verse con más experiencia y distintas funciones.
También para charlar con el jefe del Garmin Sharp, Bingen Fernández, que lleva bicicletas Cerveló en carrera. Compartimos modelos R5 y S3, así que Dani Azagra, nuestro mecánico, no tuvo problema para compartir trucos con los ‘currantes’ del conjunto norteamericano.
Y después que saliera la carrera lo hicimos nosotros. No sabeis lo que es ir con un grupo de 20 australianos a rueda por las carreteras de La Vuelta y con todo el público pegándonos voces de ánimo. Falta nos iban a hacer porque La Colladona, primera y única dificultad, se hizo dura, pero bella. Descenso hasta Mieres para ver la etapa en TVE con los comentarios del amigo Perico Delgado.
Para el martes tocaba rodar por los alrededores del Castillo de Monterreal, nuestro aposento para cuatro días. Es la sede del Parador de Baiona. Belleza arquitectónica para la salida hacia el Monte do Groba, donde ganó hace un año Nicolas Roche en la Vuelta. Subida liviana, con algún repecho pero sobre todo con unas vistas bellas del paisaje cambiante de Galicia. Por la mañana al lado del mar niebla y frío. 200 metros más arriba sol y a 650 metros, el ‘top’ de Do Groba, casi calor. Ya sabeis que esto no se paga con dinero.