El ciclismo es pasión. La Vuelta, olvidada por todos hasta que termina un tedioso Tour, se convierte edición tras edición en el reflejo de la emoción y la incertidumbre de nuestro deporte. En La Vuelta el aficionado se puede acercar al ciclista, saludarle, ser parte de la caravana por unas horas. Sentirse un elemento más del espectáculo y no sólo un ser sentado detrás de una pantalla. En La Vuelta de la pasión los que damos pedales podemos sufrir en el mismo asfalto que Contador, Froome y Contador solo unas horas antes que ellos. Podemos hacer algo impensable para otros deportes, que es vivir el ciclismo desde dentro.
Etapa de Latas en Strava
Etapa Somport, Marie Blanque, Aubisque en Strava
Etapa Formigal en Strava
Las Fotos de La Vuelta 2016 >
Eso fue lo que Joris, Koen, Juan Carlos, Javier, Pablo, Pablo Jr y el que escribe sentimos durante el fin de semana de Pirineos de La Vuelta a España. Ver y sentir por dentro lo que la pantalla de televisión nos acerca. Disfrutar del ciclismo en todas sus versiones y en el mismo día. Con maillot, culotte y casco a primera hora y coca cola, tortilla, café y pasteles delante de la línea de meta, con la pantalla gigante y Juan Mari Guajardo contándonos la carrera.
LA PREVIA POR LATAS
Y curiosidades del destino. El viaje a la Vuelta arrancó en Sabiñánigo (siempre la QH) con una ruta de calentamiento el viernes nada más llegar al hotel. La idea era estirar piernas y elegimos los primeros 30 kilómetros de la etapa de Sabiñánigo. Salida hacia Latas por el mismo recorrido inicial de la Treparriscos (la hermana pequeña de la QH), repecho interminable de más de un kilómetro y serpenteo por las carreteras recién asfaltadas de Larrede. Carretera recién asfaltada. Un lugar ideal para montar una emboscada… y que sirvió dos días después a Alberto Contador y Nairo Quintana para dinamitar la carrera.
Eso sí. Ellos se saltaron el famoso repecho de Cartirana (tramo final de la QH) y la bajada hacia Sabiñánigo. Y también la cena habitual en El Churrón. Comida casera junto a Juan Morello y Salva, otros apasionados de esto de dar pedales. Depósitos llenos, opción de repetir y a charlar de ciclismo, que de eso se trataba. Tertulia, briefing y a dormir con la vista puesta en el etapón previsto para el sábado.
QH Y LA VUELTA UNIDAS. AUBISQUE
Y es que el recorrido de La Vuelta invitaba a uno de los placeres secretos de los cicloturistas de media España. Combinar la QH con el Aubisque. Así. A palo seco. Por eso el sábado a las 07.30, a alguien le recuerda este horario, salíamos de Sabiñánigo en dirección a Jaca y con Juan Carlos en el grupo (que había hecho etapa nocturna y sin descanso). Más de 20 grados y en el recuerdo el frío y la lluvia de meses antes… pero los dioses del clima quisieron que saliera una jornada perfecta.
Ritmo constante hacia el Somport. Paso por Canfranc. Rampa dura. Descenso hacia Candanchú y en un kilómetro en la frontera con Francia. Primer avituallamiento. Ropa de abrigo desde la furgo… y hacia el descenso más largo y placentero del ciclismo, el que lleva hacia Escot. Allí se unía nuestra etapa con la de La Vuelta. Los profesionales habían subido ya Inharpu y Soudet, pero a partir de ahí juntábamos esfuerzos y asfaltos.
En Marie Blanque el puerto arranca… a cuatro de coronar. Falsos llanos para la charla con las decenas de ciclistas que comparten nuestra ruta. Sudor pese al ritmo tranquilo. Esfuerzo en rampas que siempre suponen un reto y que horas después subirán en el pelotón a velocidades propias de motocicletas. En la cima, por una vez, la fotografía no es en el cartel del puerto, sino en la pancarta del premio de la montaña. Cosas de la Vuelta.
Avituallamiento, descenso y transición hacia Laruns a ritmo de vértigo. Y en el cruce cambio de destino. Durante muchos años la carretera nos marcaba el retorno a España por el Portalet rumbo a la Hoz y la meta de Sabiñánigo. Está vez el giro es a la izquierda y un cartel marca 16 kilómetros para la cima del Aubisque. Cunetas llenas de aficionados, 30 grados, carretera repleta de ciclistas… toca disfrutar. Saludar y charlar con Ziortza, una loca de esto de dar pedales. Captar cada color, bandera, pancarta, olor a barbacoa de los españoles y a mantel de cuadros y queso francés. El Aubisque vestido de gala Tour para recibir a La Vuelta.
Viento a favor en los tres últimos kilómetros, justo después de Gourette. La cima supone el paraíso de la zona Vip. Radler, coca cola y agua para recuperar líquidos. Algún vinito para compensar la zona de pinchos y comida libre. Foto en línea de meta. Ropa seca. Silla, aire acondicionado, pantalla gigante y la línea de meta a solo 10 metros.
Tiempo para ver cómo la etapa todavía está en Marie Blanque, cómo devoran kilómetros antes de Aubisque, cómo en el puerto francés al Orica, de Yates y Chaves, le sale la táctica perfecta y sólo Froome es capaz de aguantar a Quintana. Cómo Gesink levanta los brazos para alborozo de nuestros holandeses Koen y Joris. Como un trozo de asfalto es el mejor sofá para los ciclistas que llegan desfondados a meta y esperan el apoyo de sus auxiliares. Como nos podemos mezclar entre mecánicos, ciclistas, periodistas y podio para ver la carrera por dentro. Bicicletas a la furgoneta y rumbo al Churrón. Toca cenar para recuperar energías. Sólo ha sido la primera etapa y las piernas piden clemencia. No la tendrán.
SABIÑÁNIGO, FORMIGAL Y UN ETAPÓN HISTÓRICO
Para el domingo… desayuno y recuperación matutina. Tocaba ciclismo visual, gastronómico y de charleta. Las salidas de La Vuelta son así y más si se montan en la zona de la feria de la QH. Y es que ver el Pirenarium repleto con 22 equipos ciclistas con sus autobuses, coches y bicicletas llama la atención a cualquiera, y más si se ama este deporte. Así que nos sumergimos en ese mercado ambulante que son las salidas de La Vuelta y siendo Sabiñánigo el éxito de público estuvo más que asegurado.
Primero paso por la sección VIP para beber, comer y encontrarte con viejos conocidos. Es fácil pasear y charlar con Joseba Beloki, con el que volveremos a pedalear juntos en febrero en el Campus Ciclored, o Óscar Pereiro, que ahora narra etapas en La Cope y con el que compartimos ruta en Mallorca 312. Dani Clavero, el encargado de que todo vaya bien en la zona de meta de La Vuelta. O Ángel Bara, organizador de La Cicloturista de Gran Canaria y que estaba en casa.
En la zona de autobuses mandan los ciclistas y la marabunta alrededor de ellos. Los autobuses de Movistar, Sky y Tinkoff siempre tienen docenas de aficionados a su alrededor. Algunos, como Juan Carlos, esperando a su paisano José Herrada, la mayoría, a Nairo, Valverde, Froome o Contador. Pero en Sabiñánigo los de Trek y Caja Rural estaban inusualmente completos. El primero por Haimar Zubeldia, que vive en la zona durante el verano, y el segundo por Edu Prades, que es casi hijo adoptivo de Sabiñánigo.
Es tal la marabunta que casi te tienes que apartar para que Froome no te atropelle cuando va al control de firmas o da tiempo incluso para indiciar a Scarponi, Valverde y medio Lampre por donde era la salida. Incluso a bromear con ellos con un «Cómo se nota que no habeis hecho la QH…». También a analizar la etapa con Josu Larrazábal, director del Trek. Al que le pedimos pausa en el pelotón para que nos de tiempo a llegar a la cima de Formigal/Los Sarrios en bici.
Porque ese fue el plan. Primero disfrutar de la zona de salida y un minuto antes de que partieran encaminarnos hacia Biescas para hacer los 26 kilómetros finales en bici. Ritmo ágil y a toda velocidad porque nos chivan que Contador y Nairo la han montado en el repecho de Latas y vienen a fuego. ¿Cómoorrr??? Esto requiere un punto más de fuego en las piernas. Menos mal que el viento es benévolo y sopla a favor casi siempre.
Además, terreno más que conocido. Ascenso por el descenso de la QH. Hasta Escarrilla se puede ir casi siempre a plato. Después, cuando nos adelantan todos los autobuses de equipo en los repechos de llegada a Sallent y Formigal llega el momento de Javier. Ataque en toda regla hasta la estación de esquí. Allí giro a la izquierda y cinco kilómetros a meta. Carretera botosa, gravilla suelta, rampas duras. El final en Los Sarrios se hace duro. Pero siempre hay un aficionado pegando una voz de ánimo y ensayando para lo que viene después.
Joris y Koen son los primeros en hacer cumbre. Llegamos con el tiempo justo. La escapada ya está bajando por Cotefablo y Juan Mari Guajardo aprovecha para hacernos pasar por la línea de meta y entrevistarnos en directo. Privilegio VIP. Después Franco nos explica cómo se organiza La Vuelta por dentro y las chicas del podio se empeñan en hacerse una foto con nosotros. Quizás ya cansadas de posar siempre con los mismos ciclistas…
Y después a comer, beber y ver en directo cómo a Nairo parece que le cuesta menos que a nosotros subir por Los Sarrios y deja casi ventilada La Vuelta. Cómo a Alberto Contador todavía le falta un punto para llegar al nivel del colombiano. Como Valverde y Chaves dejan tirado a Froome, que pierde más de media Vuelta en meta. Y como el pelotón final llega a 50 minutos de cabeza en un día histórico para el ciclismo. A nosotros nos queda una bajada rapidísma a rueda de Juan Carlos, la pizza Quebrantahuesos de Sabiñánigo, el retorno a casa y las miles de sensaciones vividas en un fin de semana de ciclismo puro.