Rosa, La Mussara 2015, el Giro, la felicidad. La expresión vida en color de rosa viene de una película argentina en la que a un grupo de personas comunes les dan por error una fortuna. El dinero les hace felices. Los cicloturistas, que somos gente rara, vemos la vida de color de rosa y estamos tan contentos con una bicicleta y un reto por delante que superar. Una relación proporcional de litros de sudor consumidos y felicidad. La Polar Gran Fondo La Mussara prometía felicidad.. y los viajeros de Ciclored la consumimos en cantidades industriales.
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Viernes, 15 de mayo. Fiesta en Madrid y en varios puntos de España. Da igual. Carretera y manta y a media tarde ya estábamos los 12 viajeros de Ciclored.com en Reus probándonos el maillot rosa de la Polar Gran Fondo La Mussara. Ajustadito y de esos que no permite esconder los excesos del invierno. Paseo por la Feria, visita a los stands, foto en el control de firmas, charleta con Sergio Palomar. Pereiro y Beloki y rumbo al Hotel, que está a sólo 1 kilómetro de la salida, caminando.
Había que estirar patas y comentar la etapa del Giro con el amigo Alberto Contador imitándonos el maillot y vestido de rosa. Son los grandes privilegios de unirse con cicloturistas, que al final acabas montando tertulias de esas en las que disfrutas con cada palabra.
Y antes de la cena el ritual de la puesta de dorsales en las bicicletas. Da tiempo a admirar, y sentir envidia, de la Cerveló R5 de Eduardo y la BH Ultralight Evo de Julián, cuidadas y mimadas al mínimo detalle. Dentro de un mes se volverán a ver en La Maratona 2015.
Aunque parezca raro. El manual de la vida en rosa de un cicloturista también incluye madrugones a las 05.45 para desayunar con un buffet libre a tu disposición. Comer para después gastar. Tiempo para hacer las previsiones de carrera. Julián y Jaime, que salen en el primer cajón, afrontarán el reto de ir lo más rápido posible. Antonio quiere poner en práctica los meses de entrenamiento para su gran reto. Para Juan, Tania y Antonio es la puesta a punto para la QH 2015. Ramón y Andoni quieren añadir a la cartilla un nuevo reto mientras que para ‘los Eduardos’, que harán el recorrido medio, es su primera prueba antes de QH y Maratona.
A las 07.00 ya estamos en la salida. Tiempo de sobra para colocarnos en los primeros puestos de los cajones y para darnos cuenta de que el principal rival de hoy no serán los puertos ni los kilómetros, sino el viento que no ha dejado de soplar desde que llegamos. Los manguitos no vienen nada mal, pero en cuanto se da la salida (ver a 4.000 ciclistas vestidos de rosa impresiona) sobra de todo.
Empieza el reto y cada uno de los viajeros ciclored.com busca su acomodo en el pelotón. Los primeros kilómetros son planos, pero con viento de cara, así que hay que buscar una rueda buena. La ascensión a La Mussara no arranca hasta el kilómetro 15. Lo hace sin grandes rampas. Tendida. Ideal para coger velocidad, sensaciones y disfrutar de cada curva. A los más fuertes no les hace falta ni quitar el plato grande. Sólo hay que enlazar esfuerzos y descansillos e intentar que el corazón no se salga por la boca.
Son sólo 10 kilómetros. El gran problema es al coronar. Bajada… sí, bueno a medias. Viento de cara, así que hay que dar pedales. ¿Y al llegar al llano? No hay ¿cómo? Sí, que no hay. La carretera se interna en las Montañas de Prades y todo es una sucesión de repechos y bajadas. Territorio comanche y sin descanso. Ideal para emboscadas del Giro… Vamos, que casi parece que de un momento a otro van a salir Aru y todo su Astaná metiendo cuneta a 1.000 por hora.
Pasan los altos de Picoradan y de Les Pinedes casi sin darnos cuenta. Un toque al cambio para bajar al plato pequeño para unos, para otros basta con subir piñones. En las piernas ya hay más de 50 kilómetros y llega la primera bajada real, la que lleva al cruce entre la prueba media y la de largo recorrido.
A los que aceptan el reto de la Gran Fondo les esperan el Coll de Albarca, medio millón de repechos, un viento más que pesado y el duro Coll Roig, antes de girar y ascender el Coll de Alforja y disfrutar de viento a favor y terreno descendente hasta Reus. Tres horas de esfuerzos de las que se libró el que escribe (el médico de la clavícula se empolló mi strava y me ‘obligó’ a hacer el recorrido medio.
Lo mejor del impenitente viento que nos pegó todo el día es que hacía felices los últimos kilómetros. Todo a favor y cuesta abajo. A volar rumbo al plato de pasta y la ducha para recuperar esfuerzos. Hacía falta porque todavía hubo tiempo de ver el final de la etapa del Giro en el stand de Polar, comentar los ataques de Aru, Contador y Porte en Campitello Matese y guardar energías.
¿Cómo? Que había más. Pues sí. Esta vez el viaje Ciclored.com tenía un tercer tiempo programado. Pasaba por dos horas de relajación en la piscina de un hotel de Salou, lo justo para recargar las pilas, meterse una buena cena y disfrutar de una noche ‘a plato’. La vida en rosa de un cicloturista.
Y el domingo… pues un ratito para estirar piernas paralelos a la costa, que es lo que recomiendan los entrenadores (lo de la noche anterior creo que no). También para coger horas de sol en la playa, igualar cortes de moreno de brazos y piernas y pensar en el próximo objetivo (y en volver a La Mussara 2016 si nos prometen una vida en rosa)