Una auténtica locura cicloturista. Acostumbrados a subir puertos nuestro compañero y amigo Adrián García Roca (redactor de Eurosport) se marchó en el mes de marzo a descubrir la Gran Fondo Dead Sea. Es decir… pedaleó por Israel y el Mar Muerto, o lo que es lo mismo, la zona más baja de la tierra.400 metros por debajo del nivel del mar. Esta es su experiencia.
Participar en el Gran Fondo Dead Sea requiere un viaje largo y con ciertas complicaciones logísticas, ya que además de más de cuatro horas de avión desde Madrid, es necesario recorrer en coche la distancia desde el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv hasta la orilla del Mar Muerto. Una vez allí, rodar y dejarse llevar por el desierto hasta llegar al inicio de la temible subida al Paso de los Escorpiones, es una experiencia ciclista que no se puede comparar con nada conocido.
Perfil de la Gran Fondo Dead Sea >
En primer lugar por montar en bicicleta en el punto más bajo del planeta, es decir, 400 metros por debajo del nivel del mar. Iniciada la marcha, por contemplar a tu izquierda el Mar Muerto y a tu derecha el desierto y… nada más, aunque es más que suficiente.
EL PASO DE LOS ESCORPIONES… CIMA CLAVE
El ciclismo en Israel ha experimentado un boom espectacular en los últimos años. Nadie o casi nadie salía en bici de carretera porque ni tan siquiera la tenían. Ahora la gente compra bicis de 6.000 euros y a los dos años ya las está renovando, explica Manuel Cimadevilla, un español que desde hace más de veinte años reside en Israel.
El país hebreo no ha sido ajeno al crecimiento ni al desarrollo de esta industria y en la salida del Gran Fondo Dead Sea o en los masters aficionados que tomaron la salida en el Tour de Arad, podían apreciarse esas bicis, ese material e incluso cicloturistas que lucían orgullosos sus maillots representativos de grandes marchas europeas. Ya las conocen y quieren vivir lo mismo en su propio país.
Ahora sólo falta por conocer cómo es y cómo se vive el ciclismo y el cicloturismo en esta latitud, y si bien al Gran Fondo Dead Sea (en este 2016 celebraba su cuarta edición) todavía le faltan detalles organizativos que pulir como tal vez más dureza en el recorrido con alguna subida más (desde el Mar Muerto hacia las ciudades de Arad o Jerusalén las hay, y largas y duras) o finalizar la marcha en el mismo punto que la salida, es una experiencia más que recomendable por su belleza y por ser una ruta muy diferente a todo lo que anteriormente conocíamos.
La experiencia de la marcha: Salida tranquila, sin ínfulas de carrera encubierta porque previamente hay una marcha competitiva para ‘másters’ locales o internacionales que deseen inscribirse. Siempre se rueda en grandes pelotones, y es necesario por las extensas llanuras y repechos y por el más que probable viento en contra.
La subida al Paso de los Escorpiones no es más dura que un gran puerto que ya conozcamos, pero una vez arriba superado sus 3-4 kilómetros muy duros y esquivando su asfalto picado y que agarra aún más, echar la vista a un lado y ver el paisaje es realmente fascinante.
Hasta la línea de llegada más llanos y falsos llanos. Por último, una larga pero llevadera bajada hasta la línea de hoteles, deshaciendo el desnivel acumulado y volviendo a estar a 400 metros por debajo del nivel del mar.
A favor: La belleza y espectacularidad del recorrido. La hospitalidad y la atención de la organización y voluntarios. Avituallamientos completos sólidos y líquidos bien repartidos en la ruta. Carpas con comida y equipamiento en el punto de llegada y en la zona de hoteles. Experiencia única.
En contra: Viaje largo y complicado logísticamente. Escasas opciones de alquiler de bicicletas de calidad.