El ciclismo en Flandes es una religión y así se lo explicamos a los 40 ciclistas que asistieron al Flanders Toledo Experience del pasado sábado 16 de noviembre. Una mañana de ciclismo completa, que, con la ayuda de VISITFLANDERS, (Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas) sirvió para que conociesen como se vive el ciclismo en Flandes y porqué forma parte de la idiosincrasia de la región más ciclista del mundo.
Durante la última década hemos pasado cada mes de abril pedaleando por los muros y los adoquines flamencos y empapándonos de la cultura ciclista de Flandes. El Tour de Flandes es nuestro viaje estrella a las clásicas del norte. El objetivo de Flanders Toledo Experience era transmitir a los 40 ciclistas que nos acompañaron en el evento todo lo que hemos vivido allí. Que pudieran sentir los adoquines, que es la esencia de cada carrera en Flandes, y descubrir lo que supone pedalear y saborear la región más ciclista del mundo.
Teníamos solo cinco horas. Por eso elegimos un lugar como Toledo, con un patrimonio artístico similar al de ciudades de Flandes como Gante y Brujas, pero que tiene adoquines similares a los que se pueden encontrar en Oude Kwaremont, Molenberg o Kapelmuur , tres de los tramos más famosos del Tour de Flandes.
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Para empezar desayuno en el Hotel Abaceria de Toledo. Con un café en el cuerpo tiempo para explicar el ciclismo en Flandes desde su esencia. Porque la región no solo acoge a más de 2.000 carreras cada año, sino que está dotada de carriles bici y rutas para todos los niveles de ciclismo. Desde el ciclista urbano que quiere conocer una ciudad o sus alrededores, al viajero que quiere ir de un lugar a otro al ciclista más deportivo que le gusta afrontar retos como el Tour de Flandes en versión cicloturista o el Flandrien Challenge, que consiste en hacer los 59 tramos de adoquines más famosos de Flandes en solo 72 horas.
Después, en un apartado más técnico, hablamos de cada uno de los muros y tramos de adoquines más famosos de Flandes. De los trucos para poder subir con solvencia el Koppenberg o el Patterberg, de como rodar por Mariaborrestrat o Haghoek y de cómo adecuar la bicicleta a los tramos más complicados. Sin olvidarnos de explicar cómo son las cuatro versiones de la cicloturista del Tour de Flandes, de las curiosidades que puedes encontrar pedaleando por Flandes como la Ronde Van Vlaanderestraat, los museos ciclistas ‘Koers’ y el Centro del Tour de Flandes de Oudenaarde, en plenas Ardenas Flamencas, o como se vive desde dentro y entre los aficionados una carrera como el Tour de Flandes.
MUROS Y CERVEZAS
Y después de la técnica, la práctica. Por delante teníamos 50 kilómetros por Toledo y su muros con todos los tramos posibles de adoquines. De salida el Kapelmuur de Toledo. Un tramo de adoquines con las vistas de la Iglesia de San Juan de los Reyes a la espalda y casi un kilómetro de subida por el interior del Casco Histórico, con bajada adoquinada incluida hasta la estatua de Bahamontes, el único ciclista que tiene una revista con su nombre que se edita, por su puesto, en Flandes.
Tramo de adoquinado-loseta para atravesar Zocodover hasta el Alcázar y bajada adoquinada para salir a la carretera del Valle. Muro de subida al Parador, con su tramo al 12 por ciento, carretera estrecha hasta Cobisa y en Arges otro muro, esta vez de cemento, al que bautizamos Antenenberg. Otro tramo de carretera estrecha made in Flandes hasta Burguillos, un nuevo tramo de adoquines y segunda subida al Antenenberg, esta ver por su otra vertiente, también de cemento.
Retorno a Arges para bajar por la carretera de los Cigarrales hasta Toledo y afrontar otro muro al 14%, el de la subida a la Academia de Infanteria pasando por el Castillo de San Servando. Todavía quedaban los adoquines de la subida al Alcázar por el mismo tramo donde acabó la etapa de La Vuelta a España 2019 y retorno al Hotel Abaceria por un nuevo tramo de subida para completar más de 800 meteros de desnivel.
buenas cervezas belgas, cuya cultura es patrimonio de la UNESCO, y un picoteo de comida toledana y por supuesto, ¡los típicos bombones! Y como regalo para todos los ciclistas una bolsa de Cycling Flanders con toda la información ciclista de la región, una gorra de Flandes, el divertido gel con sabor a estofado de carne con patatas fritas y una cerveza Kwaremont, la misma que se utiliza para premiar a los ganadores de las clásicas de Flandes.
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