Remco Evenepoel confirmó en 2019 lo que se esperaba de él. Incluso con alguna exhibición, como la Clásica de San Sebastián o el Europeo de Contrarreloj. En el escalafón del Deceuninck Quick Step ha dado el salto al grupo de los líderes, junto a Julien Alaphilippe. Sin embargo al hablar con él sigue dando la misma impresión que hace doce meses. Joven, inteligente, preparado (habla inglés, francés y flamenco) y con un punto de humor y descaro propios de su edad, aunque sin sobrepasar la línea del respeto marcada por Lefevere. Por ahora, el ‘niño’ de los 500 vatios va por el camino correcto. En 2020 tocará Lieja, Giro, Juegos y Lombardía. Pero sobre todo la carrera italiana, tres semanas en las que quiere ver «como evoluciona mi cuerpo».
– ¿Cómo va a ser tu temporada para 2020?
– Tendrá grandes momentos. Uno va a ser el debut en Lieja Bastogne Lieja, el Giro de Italia, después los Juegos Olímpicos y por último el Giro de Lombardia. En la carretera será distinto porque el resto del pelotón ya me conoce y no les voy a sorprender.
– ¿Su gran victoria de 2019 fue la Clásica de San Sebastian?
– Si por supuesto. Fue en World Tour. También el segundo puesto en la Contrarreloj del Mundial o el triunfo en el Campeonato de Europa. Fueron tres grandes días en mi carrera. Creo que son de esos días que pueden cambiar la vida de un ciclista. Como puede suceder en el Giro de Italia.
– Lo de San Sebastián fue una gran sorpresa para muchos, pero, ¿También para ti?
– Pues la verdad es que si. El equipo me había dicho que atacase, como en otras carreras. Me gusta ese estilo. En el Tour de Alemania también ataqué desde lejos y no funcionó.
Ver esta publicación en Instagram
– ¿Cómo fue el transcurso de la Clásica de San Sebastián?
– Las tres primeras horas de carrera no iba bien. Después tuve un problema en la bici y me retrase. Cogí el grupo en la parte trasera y realmente me sentí muy bien. Tuve la sensación de que iba a ser un muy buen día, pero ni mucho menos pensaba lo que iba a ocurrir después. Ataqué en el llano y conseguimos 45 segundos y cuando llegamos la carretera estrecha me dije, ahora no hay que parar. A tope. Sufrí en la subida, pero al coronar y ver que estaba en la carretera ancha y la diferencia que tenía no me lo podía creer. Fue una locura.
– El Giro 2020 comienza con una contrarreloj individual y te puedes vestir de rosa.
– Si. Pero todavía no se que ciclistas van a disputar el Giro ni quienes serán mis rivales. No tengo ni idea de cuantos ciclistas con mi edad se han vestido de líder en una gran vuelta, pero todavía es temprano para pensarlo. Quiero ir a allí a ver como reacciona mi cuerpo a tantos días de competición seguidos.
– ¿Qué deben pensar tus compañeros de pelotón cuando les ganas?
– Debe ser extraño para ellos. Solo soy un chaval de 19 años. Pero, qué le voy a hacer. Los otros ciclistas respetan a nuestro equipo y yo también les respeto a ellos.
– Una de las imágenes de la temporada ocurrió en el Tour de Bélgica, cuando Víctor Campenaerts se cayó por arriesgar a tu rueda en un llano. ¿qué pensaste cuando ocurrió?
– Lo se. Bueno… así es la carrera. Te puedes caer. Bueno. Es raro. Yo tenía un día muy fuerte. Y quizás el estaba más cansado. Luego me ganó otro día. Así es el ciclismo, no?
– No has sido solo tu. En 2019 también han ganado ciclistas muy jóvenes como Pogacar, Bernal o Van der Poel.
– No lo se. Creo que será naturaleza.
– ¿Cómo te ha ayudado el equipo?
– Lo primero fue compartir con Iljo Keise los Campus de Entrenamiento y habitación en La Vuelta a San Juan. El me ayudó a mi en todos los aspectos. Ha sido mi segundo padre. Y Lefevere ha pensado solo en lo mejor para mí. No me ha metido nunca presión. No creía que en tan poco tiempo iba a ganar tantas cosas. Muchas de ellas se las debo al equipo.
